
La Audiencia Nacional ha absuelto a los doce directivos del desaparecido Banco de Valencia del delito de falsedad de las cuentas de 2009 y 2010 ante la manifiesta falta de pruebas de que se manipularan los datos. Los exjefes del banco, entre ellos su presidente José Luis Olivas y el consejero delegado Domingo Parra, se libran de dos años de cárcel y dos años y medio, respectivamente.
La sentencia, de este 13 de enero, señala que el caso generó indefensión a los procesados, ya que los escritos de acusación provisionales y el auto de transformación de la causa en procedimiento aprobado no dieron ni un solo dato concreto de las supuestas falsedades.
Asimismo añade, que estos escritos de acusación se limitan a poner de manifiesto que el banco no tenía provisiones suficientes para afrontar las pérdidas, hecho que apreció la Inspección del Banco de España en 2009 y 2010.
"Con una acusación tan vaga se impone al juzgador y a las defensas como primera cuestión la de buscar y rebuscar en la causa para intentar descubrir cuáles son esos concretos apuntes contables que se pretenden falsos por las acusaciones para fundar el delito de falsedad de las cuentas", critica el magistrado José Manuel Fernández-Prieto González.
Indica que fue en el escrito de conclusiones definitivas donde las acusaciones relatan por primera vez todos los apuntes contables de esos años, cuya falsedad se propugna para fundar el delito.
"La indefensión ya estaba creada, como se dijo en el fundamento anterior, al impedirse a todos y cada uno de los acusados defenderse en juicio de tales hechos", dice el juez.
Para el magistrado resulta claro que en ninguno de los escritos de acusación se refiere ninguna ocultación de datos verdaderos, ni incorporación de datos falsos en el balance ni en las cuentas anuales de los años 2009 y 2010 del Banco de Valencia, fundándose la acusación en el desacuerdo de los inspectores del Banco de España.
Continuo control del Banco de España
El juez sostiene que resulta harto complicado llegar a apreciar en los acusados el dolo de falsear las cuentas del Banco de Valencia de los ejercicios de los años 2009 y 2010, cuando todos ellos eran conocedores de que dicha entidad bancaria se encontraba sometida a una inspección continuada por el Banco de España, al menos desde el año 2008.
"Los inspectores se encontraban en continuo contacto con los directivos del Banco de Valencia por lo que había una altísima probabilidad de que cualquier dato inveraz fuera detectado", concluye.
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