Los vocales progresistas del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) celebraron ayer una reunión para valorar una posible dimisión en bloque, con el objetivo de forzar la renovación del CGPJ (caducado desde el 4 de diciembre de 2018), pero ha acabado sin acuerdo porque la mayoría sigue sin estar conforme con esta medida de presión, con lo que el debate se da por finiquitado.
Según las fuentes del órgano de gobierno de los jueces, el encuentro ha servido básicamente para que los ocho vocales que integran el denominado bloque progresista del CGPJ discutan por primera vez entre todos este asunto, pero sin que quienes apoyan la renuncia colectiva hayan logrado convencer a los que se muestran reacios, de modo que las diferencias persisten.
La iniciativa partió el pasado jueves del vocal progresista Álvaro Cuesta, un día después de que se conociera que su compañera Concepción Sáez había presentado su renuncia al presidente interino del CGPJ, Rafael Mozo, el 13 de marzo ante la "insostenible" situación del Consejo, tanto por la interinidad como por las tensiones internas.
La maniobra sólo ha contado con el respaldo del propio Cuesta, que se ha reservado su decisión final, deslizando así una eventual dimisión individual, y de Sáez. De hecho, algunos vocales han manifestado su malestar por siquiera abordar la posibilidad de una dimisión conjunta.
Concluido este encuentro, que duró unas dos horas, los vocales progresistas no se han emplazado a una nueva reunión, por lo que desde el bloque se da por zanjado el debate, restando únicamente que Mozo resuelva en el Pleno del próximo jueves si rechaza o acepta la renuncia de Sáez, aunque las fuentes avanzan que la aceptará.
Paralizar el órgano
La idea lanzada por Cuesta era que los otros 7 vocales progresistas -los seis designados a propuesta del PSOE más Enrique Lucas, nominado por el PNV pero que suele alinearse con este grupo- se sumaran a Sáez para poner en peligro el quorum del Pleno y empujar así a Gobierno y PP a pactar la renovación del CGPJ.
Sin embargo, las fuentes indican que desde entonces la teoría inicial se ha ido desmoronando por las crecientes dudas de que la partida de los ocho vocales progresistas puedan llegar a maniatar al CGPJ.