
Comienza la lucha por los fondos europeos. Las empresas españolas se enfrentan a su propia fiebre del oro buscando empaparse de la lluvia de millones provenientes de Europa que llegarán en los años venideros con el objetivo de subsanar los perjuicios económicos y sociales creados por la pandemia.
Muchos sectores ya comienzan a movilizarse para obtener una porción suficiente de tarta que garantice su supervivencia a medio y largo plazo. Una tarta de 750.000 millones de euros que la Unión Europea ha destinado para el Fondo de Recuperación Europeo.
Y en esta carrera, el sector de la construcción, crucial para la recuperación económica, será uno de los más beneficiados. Ayudas necesarias no solo para superar los horribles efectos de la pandemia, sino también para modificar su actual estructura y hacerla más competitiva, sostenible y resiliente.
La importancia de este sector como motor de la recuperación se ha visto reflejado en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR), a través del cual se canalizan las ayudas europeas. De las veinte inversiones primordiales a ejecutar en la primera fase del plan, en las diez más importantes resulta imprescindible, dado su presupuesto, la implicación del sector de la construcción.
En este sentido, se destinan más de 6.820 millones de euros para la rehabilitación de viviendas y regeneración urbana entre los años 2021 y 2023. A esto debemos sumarle la inversión de la Estrategia de Movilidad Sostenible, Segura y Conectada, la de la Nueva Política Industrial España 2030 y Estrategia de Economía Circular o la inversión para la Modernización y Competitividad del sector turístico.
Toda esta inyección de fondos incrementará la inversión pública en España, en mínimos histórico desde hace tiempo y con uno de los ratios más bajos de inversión en comparación con nuestros vecinos europeos.
La rehabilitación energética de edificios traerá una serie de ganancias directas: aparte del incremento del PIB asociado a la actividad económica y la creación de empleo, también favorecerá la reducción de la emisión de gases de efecto invernadero y el consumo energético, la mejora de la salud y el confort de los ciudadanos, la resolución de problemas de seguridad y accesibilidad y un interminable etcétera.
El PRTR resulta también indispensable para agilizar el alcance de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030. Para ello, se requieren inversiones dirigidas a, entre otros, infraestructuras para evitar la desertización, la sequía y las inundaciones; mejorar la calidad de las redes de saneamiento, distribución y suministro de agua; aumentar la infraestructura de transporte público; elaborar infraestructura verde en el entorno urbano; conservación de carreteras, infraestructuras regionales y transfronterizas de transporte ferroviario de mercancías, conexiones ferro portuarias y logística…
De cualquier forma, no puede conseguirse dicho aumento de las inversiones únicamente con fondos que proceden de este Plan, sino que será imprescindible apostar por un sistema de colaboración público-privada.
Se trata de una oportunidad histórica, con el mayor paquete de estímulo jamás financiado en Europa, para que el sector de la construcción se beneficie de las dos claras apuestas del Fondo de Recuperación Europeo: la rehabilitación y la digitalización.
Pero además de esos dos vectores de inversión, también es necesario impulsar la formación y educación para la cualificación de los trabajadores y adecuarlos a un mercado laboral en constante evolución. Y, en esto, el sector de la construcción también es uno de los más preparados.
La Fundación Laboral de la Construcción, entidad paritaria creada para facilitar a las empresas y trabajadores los recursos que posibiliten un sector más profesional, seguro, capacitado y con futuro, forma cada año a más de 80.000 trabajadores del sector – de media – y cuenta con la estructura necesaria para enfrentarse rápidamente al aumento de demanda de trabajadores cualificados que va a tener lugar con la implantación del PRTR.
En definitiva, si bien es cierto que el sector de la construcción ha sido uno de los más castigados por la pandemia, no es menos cierto que es el que se está recuperando con mayor rapidez, tanto en términos de empleo como de actividad económica. Resulta indudable que estamos ante un sector clave para construir la reconstrucción que precisamos.
Relacionados
- El trucaje de las emisiones del vehículo diesel permite anular el contrato de compraventa
- Los administradores concursales rechazan que vaya a darse una avalancha de concursos
- El Supremo inadmite la querella de Arriaga Asociados contra cuatro magistrados por presunta prevaricación en sus fallos del IRPH
- Las órdenes de la empresa a empleados en teletrabajo deben ser escritas y no verbales