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Leasing y renting, ¿qué le conviene a tu negocio?

  • Entre las opciones que se presentan a los empresarios, estas dos modalidades destacan por su adaptabilidad
  • Una conlleva la prueba antes del compromiso, mientras que la otra ofrece flexibilidad sin ataduras
Luis MarchalEcoBrands

Si evaluamos una herramienta de software de alta gama para nuestra empresa, podemos utilizarla con el leasing y, al final del contrato, decidir si es lo suficientemente valiosa como para hacer una inversión permanente en ella. Juan Elías Campo, consultor y mentor empresarial, explica que el leasing permite a las empresas acceder a un activo durante un período determinado. "Es un contrato que ofrece la opción de utilizar un activo sin la necesidad de adquirirlo desde el principio", comenta. Al final del período acordado, las empresas pueden decidir comprar el activo, renovar el contrato o simplemente concluir el acuerdo. Por tanto, "se trata de probar antes de comprar".

Por otro lado, el renting es esencialmente un alquiler. "Las empresas pueden usar un activo y, a menudo, el contrato incluirá servicios como el mantenimiento", aclara. A diferencia del leasing, el renting no suele ofrecer una opción de compra al final del contrato. Su ventaja radica "en la facilidad de cambio y adaptación a nuevas tecnologías o activos según las necesidades cambiantes de la empresa". Por ejemplo, si consideramos la posibilidad de tener una flota de coches para la empresa, en lugar de invertir en vehículos, el renting nos permite mantener la flota actualizada y adaptada a las necesidades cambiantes.

Las diferencias

Philippe Lacquehay, director regional de Ventas para Francia, Iberia y DACH de Acquis, considera que el leasing y el renting diario son muy similares, ya que ambos son medios de "pago por uso" para financiar activos productivos. Además, insiste en que el leasing "es una operación bancaria que permite al cliente comprar el bien directamente al banco al final del período de leasing", mientras que el renting es una operación comercial, no la realiza necesariamente un banco. Al final, se puede prorrogar el contrato o simplemente devolver el bien a la empresa de alquiler.

Por su parte, Campo indica que el leasing es un contrato de arrendamiento financiero en el que el arrendatario tiene la opción de comprar el bien por un precio previamente acordado, renovar el contrato o devolver el bien; mientras que el renting es un contrato de alquiler a largo plazo sin opción de compra. Al término del contrato, el bien debe ser devuelto al arrendador.

El leasing suele tener una duración más larga, adaptada a la vida útil del activo, cayendo la responsabilidad del mantenimiento en el arrendatario; salvo que se acuerde lo contrario. Las cuotas que se pagan, además, son deducibles como gasto financiero. El renting, a pesar de que puede durar varios años, suele ser más flexible y de menor duración en comparación con el leasing. Al finalizar el contrato, existe la posibilidad de iniciar uno nuevo con un activo más actual. En este caso, el contrato a menudo incluye el mantenimiento, seguro y asistencia, lo cual está englobado en la cuota mensual, que suelen ser deducibles al 100% en el Impuesto sobre Sociedades.

Tipos que hay

Lacquehay señala que cualquier tipo de activo que una empresa pueda comprar puede ser objeto de leasing. No obstante, los tipos más comunes son los equipos informáticos, las fotocopiadoras, los equipos industriales, las máquinas-herramientas, los equipos médicos, los equipos de construcción o los muebles. El leasing/renting inmobiliario también es muy común, "pero se trata de una rama específica del sector del arrendamiento, con distintos agentes especializados en esta actividad".

Campo nos amplía las tipologías, pues el leasing "tiene más variedades de las que podemos imaginar". El leasing mobiliario se centra en los bienes muebles, desde maquinaria industrial y vehículos, hasta equipos tecnológicos y maquinaria agrícola. Es una opción especialmente atractiva para empresas emergentes o en expansión. Cita el caso de una startup tecnológica que necesite lo último en equipos, pero quiera conservar su capital. Con el leasing mobiliario, puede acceder a la tecnología más reciente, manteniendo al mismo tiempo una liquidez financiera saludable.

El leasing inmobiliario permite a las empresas ocupar y hacer uso de inmuebles (oficina, local comercial, nave industrial, etcétera) sin necesidad de comprarlas inmediatamente. Es ideal a la hora de expandir un negocio a una nueva ciudad y querer un espacio en una ubicación prime sin el compromiso inicial de compra.

El leasing operativo es más flexible y a corto plazo que los otros. Se orienta a bienes que tienen una rápida obsolescencia o que requieren renovaciones constantes. Es como tener la última versión de un software sin preocuparte por las actualizaciones. Cuando sale una versión más reciente, simplemente cambias al nuevo contrato.

¿Y qué pasa con el renting? "Aunque el renting es popularmente asociado a vehículos y, de hecho, es donde más se ha popularizado; no está estrictamente limitado a ellos", responde Campos. El renting también ha encontrado espacio en otros sectores, desde equipos tecnológicos hasta maquinaria especializada. La clave del renting es "la facilidad de uso y renovación, lo que permite a las empresas mantenerse actualizadas y adaptarse rápidamente a las cambiantes demandas del mercado". Algunos usos adicionales del renting son equipos tecnológicos, maquinaria, equipamiento médico, mobiliario de oficina, equipos de energía renovable, instalaciones deportivas y equipos de seguridad. La clave está en evaluar las necesidades específicas del negocio y determinar si el renting es una opción financiera ventajosa en comparación con la compra directa.

Ventajas y atractivos

Existen beneficios tangibles e intangibles que pueden hacer que soluciones como el leasing o renting sean una opción atractiva, dependiendo de la situación y necesidades de cada empresa. Las principales ventajas más reconocidas son la facilidad para conseguir la financiación, el pago por uso, la protección del efectivo, ya que el impacto del IVA es mucho menor en comparación con la compra, la flexibilidad con la duración/ampliación del contrato y los servicios asociados.

Al no requerir una inversión inicial considerable, las empresas pueden liberar capital para destinarlo a otras áreas críticas del negocio. Tanto el renting como el leasing permiten que las empresas se mantengan al día con la última tecnología o equipamiento, sin preocuparse por la obsolescencia.

En estas opciones, en comparación con la compra tradicional, normalmente es mucho más rápido obtener una confirmación, ya que el activo es la principal garantía y los procesos administrativos/financieros están muy simplificados y estandarizados. Sin contar que solo tiene que pagar el IVA del alquiler mensual, lo que reduce la presión sobre su tesorería. Otra ventaja es que, al no tener que solicitar un préstamo para comprar activos, las líneas de crédito de la empresa permanecen disponibles para otros usos.

En resumen, alega Campo, "mientras que la compra tradicional puede ofrecer la ventaja de la propiedad directa, el renting y el leasing conllevan una serie de ventajas operativas, financieras y fiscales que pueden ser particularmente atractivas para muchas empresas".

Tanto el renting como el leasing tienen su lugar entre las opciones de financiación de una pyme. "La decisión entre uno y otro depende en gran medida de las necesidades específicas, la naturaleza de los activos requeridos, la situación financiera y los objetivos a largo plazo de la empresa", puntualiza Campo. Justifica que es fundamental que las pymes se acerquen a esta decisión con una comprensión clara de sus circunstancias y, preferiblemente, con el consejo de expertos financieros y fiscales.

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