
Cada vez más inversores buscan fondos y planes con criterios socialmente responsables. El objetivo es seleccionar compañías comprometidas con el medio ambiente, los derechos laborales y sociales, o con el trato al accionista.
Los fondos ISR -de inversión socialmente responsable- podrían protagonizar en 2017 su gran boom en las carteras de los inversores. Este ejercicio entrará en vigor la Directiva de información no financiera aprobada por el Parlamento Europeo en 2014 según la cual unas 6.000 compañías -con más de 500 empleados- estarán obligadas a publicar el dinero que destinan a materias vinculadas con el desarrollo sostenible, que -lejos de lo que cree una gran mayoría de inversores- no está relacionada exclusivamente con las energías verdes. También se incluirá el esfuerzo de cada firma en materia de derechos humanos, de lucha contra la corrupción, así como la diversidad de los consejos de administración de las compañías, el trato al accionista o los pluses que cobran los directivos -que podrían poner en peligro la viabilidad futura del negocio-. "Gracias a esta norma, los inversores van a tener la capacidad de poder comparar la información no financiera entre distintos países y sectores, igual que hacen con la información financiera, por lo que la fiabilidad y calidad de esta información va a mejorar", aseguran desde Spain Social Investment Forum, el referente nacional en ISR. El problema es que, sostienen, un 97 por ciento de este tipo de inversiones aún está canalizada por institucionales, muy lejos del particular, que parece vivir cegado por los grandes mitos que rodean a esta metodología de inversión.
Cada vez son más los fondos y planes de pensiones que se centran en compañías que llevan a cabo su compromiso social. Es cierto que quien quiera obtener réditos de ello debe hacerlo con vistas al largo plazo, aunque éste suele ser el criterio común a todos los inversores de fondos. Pero, ¿debe conformarse con una rentabilidad inferior? Es otra de las creencias que se vincula con la ISR. Y no es cierta. Según datos ofrecidos por Morningstar, de los más de 4.300 productos considerados dentro de la categoría de responsables, estos mejoran a su índice de referencia en la rentabilidad obtenida a cinco años en un punto porcentual; en tres puntos en la inversión en un trienio y se sitúan en la media en el más corto plazo de un año. La comparativa respecto a su benchmark está en función de la inversión del fondo en cuestión puesto que, al no existir una categoría global que agrupe a estos productos, cada uno de ellos depende de un referente distinto. Cuestión aparte es la bolsa. En 1994 se fundó el Dow Jones Sustainable Index que agrupa a las firmas cotizadas en Wall Street que siguen el criterio de ISR. En Europa, ocho años más tarde surgió el Stoxx 600 Sustainability. En ambos casos, su comportamiento está siendo peor que sus comparables directos -el Dow Jones de industriales y el Stoxx 600 Europe- en los últimos años, pero también comparten una coincidencia importante: su evolución mejora con creces la de su benchmark en momentos de crisis o de volatilidades elevadas.
Fue el caso de la burbuja de las puntocom en el periodo 1999-2000 o de la crisis financiera que estalló con Lehman Brothers en 2007-2008. "No hay ninguna diferencia en términos de rentabilidad con respecto a la inversión tradicional, pero la diferencia es que aplicar criterios ISR en la inversión permite evitar sorpresas como la que protagonizó Volkswagen -en septiembre de 2015 estalló el escándalo de las emisiones de sus motores, conocido como dieselgate- el incluir en sus análisis criterios sociales", asegura Jorge González, especialista de ISR de Tressis. La petrolera británica BP es otro ejemplo de ello, tras el vertido de casi cinco millones de barriles de crudo en las costas de México en 2010. En definitiva, los productos con criterios de ISR se consideran menos volátiles.
Qué criterios se aplican
La industria armamentística es el sector más excluido de estos fondos, según datos de SpainSIF, pero por detrás aparecen otros sectores como la desmerecida energía nuclear, las compañías relacionadas con el juego, la pornografía, el alcohol o el tabaco; y suelen prescindir de firmas que se hayan relacionado con el trabajo infantil o con los tratamientos o test que se realicen sobre animales (ver gráfico en la página siguiente). El problema, sin embargo, sigue siendo la opacidad de las compañías. Según una encuesta entre inversores institucionales realizada por HSBC, menos de una cuarta parte de las firmas informan sobre su impacto ambiental, mientras que el número de empresas que ha implementado en el último año estrategias de financiación sostenibles se reduce al 13 por ciento.
Frente a la tendencia creciente de estos productos e, incluso, de los equipos de gestión dedicados al ISR, las compañías parecen dar la espalda a un futuro que difícilmente podrán evitar. Desde Tressis apuntan a que en España ya figuran 120 fondos ISR. Pese a ello, según Morningstar, tan sólo seis pertenecen a gestoras nacionales, tres de renta variable y otros tres son mixtos. En base a la rentabilidad acumulada en cinco años, BBVA Bolsa Desarrollo Sostenible fue el mejor de todos ellos, al ofrecer un retorno a sus partícipes del 11,7 por ciento. Otros son Bankinter Solidaridad -con una rentabilidad en el quinquenio del 10,2 por ciento- y Santander Solidario Dividendo Europa -con un 8,8 por ciento.
No todo es 'energía verde'
¿Sabían que por cada grado que aumenta la temperatura hace bajar, de media, la productividad de un trabajador en un 1,7 por ciento? ¿O que las bombillas LED, consideradas una gran inversión para los hogares, lograron en 2011 su punto de rentabilidad al caer el coste y aumentar su vida útil? La ISR no sólo está vinculada al cambio climático -aunque es cierto que supone una parte importante-, sino que hay mucho más. "También tiene relación con el impacto de los productos en la salud pública en países desarrollados y emergentes. Es el caso de la comida basura o las bebidas carbonatadas y azucaradas -para las que México e Inglaterra han aprobado ya impuestos especiales-, ya que se asocian a la diabetes y la obesidad", afirman desde Pictet. "Los gestores tienen cada vez más equipos que se dedican exclusivamente a RSC (responsabilidad social corporativa) y hay gestoras que le dan, de hecho, mucha importancia, como Robeco, Nordea o Fidelity", reconoce Fernando Luque, editor jefe de Morningstar. De los 20 fondos de ISR más rentables de los últimos cinco años, la gestora Robeco logra colar hasta cinco de sus productos: Robeco SAM Sustainable Water -es el más rentable, con un 17,9 por ciento-, Robeco Global Consumer Trends, Robeco New World Financial, Robeco SAM Sustainable Healthy y Robeco Global Stars Equities. Todos ellos invierten en compañías cotizadas a nivel global. Los productos que invierten en renta variable son los que, obviamente, ofrecen un mayor retorno, aunque no es una inversión que se ciña sólo a firmas bursátiles, sino que también existen múltiples productos de renta fija. Francia acaba de lanzar su primer bono verde público y según datos de Pimco, el universo de este tipo de títulos de deuda -sobre todo, privada- alcanza ya los 250.000 millones de dólares a nivel mundial y se prevé que vaya en aumento.
A raíz de los acuerdos del Clima de París, en el año 2015, distintas fuentes financieras prevén que, con el cumplimiento de los compromisos, los países impulsen de manera definitiva la inversión en ISR. De ser así, Barclays estima que los sectores más beneficiados por el respaldo público a estas políticas serán las energías renovables, los nuevos sistemas de motores de vehículos, las firmas relacionadas con la iluminación, y la industria del ferrocarril en detrimento de petroleras, automovilísticas al uso y energías fósiles.
China es junto a India el país que, con diferencia, sigue haciendo un mayor uso del consumo energético. Aún así, el país asiático está destinando ingentes cantidades de dinero para reducir su principal problema: la contaminación. En los últimos días de diciembre, la OMS reconoció públicamente que los índices de polución en el aire contenían 25 veces más de partículas nocivas para la salud que las permitidas. Y quien piense que el cambio climático no es algo que le afecte a ellos, BlackRock se hizo eco de un dato revelador: los cambios medioambientales -huracanes, inundaciones o sequías- borrarán del 5 al 20 por ciento del PIB mundial para el año 2100.