
La crisis en Irlanda del Norte, que lleva sin Gobierno provincial desde 2017, ha sido la excusa perfecta para que los diputados anti-Brexit introduzcan un 'Caballo de Troya' contra la salida sin acuerdo. Gracias a una enmienda aprobada hoy, el Gobierno estará obligado a asistir al Parlamento cada dos semanas en los meses clave de septiembre y octubre. Todo ello en una jornada histórica en la que se abrió finalmente la puerta al matrimonio homosexual en el único territorio británico que quedaba por legalizarlo.
El plan para obstaculizar el Brexit resultó ser un poco más 'light' de lo que se esperaba inicialmente. La vicepresidenta tercera de la Cámara de los Comunes, Rosie Winterton, encargada de dirigir la votación este martes, no admitió la propuesta de prohibir el cierre del Parlamento en los meses clave, una amenaza de los 'brexiters' más duros para impedir que los diputados detengan al próximo primer ministro si intenta una ruputura sin acuerdo.
Sin embargo, lo que sí admitió -y los diputados aprobaron por un solo voto, 294 a 293- fue obligar al Gobierno a dar informes ante los diputados sobre la situación de la formación de ejecutivo en la provincia cada dos semanas, algo que no podría ocurrir si el favorito a nuevo primer ministro, Boris Johnson, cierra las puertas y manda a los parlamentarios a sus casas.
El creador de la enmienda, el ex fiscal general Dominic Grieve, espera que sea suficiente para detener la suspensión, aunque espera que la Cámara de los Lores -llena de pro-europeos- incremente la dureza del artículo en su tramitación en la Cámara Alta.
Aprobado el matrimonio homosexual
Más allá del Brexit, el foco político estaba puesto en los asuntos propios de la región, sin Gobierno desde las últimas elecciones a la Asamblea Norirlandesa en 2017, de las que salió un parlamento empatado entre los dos históricos bandos rivales -unionistas e irlandeses- y con los líderes de ambos fuertemente enfrentados.
Y aprovechando que la Asamblea no podía intervenir en la votación de este martes, la mayoría del Parlamento británico aprobó una emienda para legalizar el matrimonio homosexual y extender los supuestos en los que se puede practicar el aborto por amplísimas mayorías. Irlanda del Norte era el único territorio del Reino Unido en el que estaban prohibidos por la presión del DUP, el partido conservador, religioso y unionista que apoya al Gobierno de Theresa May a nivel nacional y que llevaba años vetando cambios en la provincia.
El movimiento fue recibido con sensaciones encontradas por el Sinn Féin, el partido que busca la reunificación de Irlanda, y que llevaba años demandando la extensión de derechos LGTBI y del aborto. Por un lado, celebran la aprobación de los cambios, aunque protestan porque hayan sido "impuestos" por el Parlamento británico, cuya soberanía rechazan hasta tal punto que se niegan a tomar sus escaños en Westminster para no tener que prometer la Constitución británica. Sea como fuere, los homosexuales norirlandeses podrán finalmente casarse desde el 22 de octubre.