Internacional

Por qué lanzar agua para apagar el incendio de Notre Dame no habría sido una buena idea (diga lo que diga Trump)

  • Trump pidió en Twitter "usar aviones cisterna para apagar" Notre Dame
  • Los expertos coinciden en que habría sido una mala idea
  • El peso del agua habría sido absorbido por la piedra, aumentando los riesgos
El incendio de Notre Dame | Imagen: Reuters

El incendio de la catedral de Notre Dame, que conmocionó a todo el planeta por su capacidad destructiva en uno de los edificios más emblemáticos de Europa, generó infinidad de reacciones en un corto espacio de tiempo. El mundo observaba atónito cómo las llamas devoraban el icónico templo parisino, y no pocos fueron los que trataron de aportar sus soluciones para apagar el fuego.

Una opinión se repetía más que ninguna. ¿Por qué los servicios de emergencia de la capital francesa no utilizaban hidroaviones para arrojar grandes cantidades de agua sobre Notre Dame y así contribuir a apagar el fuego? Y esta idea no fue sólo expresada por personas anónimas de todos los rincones del globo, sino que llegó hasta el propio presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.

"Es horrible ver el enorme incendio en la catedral de Notre Dame en París. Tal vez se puedan usar aviones cisterna para apagarlo. ¡Debe actuarse rápidamente!", exclamó en su cuenta de Twitter el máximo mandatario estadounidense, ampliando aún más la alarma mundial.

Sin embargo, los expertos advierten que esta idea habría podido desembocar en una absoluta catástrofe, de dimensiones aún mayores a las ya acontecidas. Existe consenso en que, en casos de fuegos tan devastadores en edificios de piedra, es preferible dejar arder la madera y otros materiales inflamables que arrojar grandes cantidades del líquido elemento, toda vez que el agua habría sido absorbida por la piedra de las paredes, aumentando así su peso y significando una probabilidad mucho mayor de derrumbe de la estructura.

De haberse producido esta maniobra, también los trabajadores de los servicios de emergencia que actuaban a ras de suelo y en el interior del edificio habrían corrido riesgo de sufrir mayores daños personales, en caso de caída total o parcial de materiales de la catedral. Y la conservación de las zonas de madera o los techos del edificio habría sido igualmente inviable.

El fuego de Notre Dame y el precedente de León

Un ejemplo de todo esto se vivió en España más de medio siglo atrás, cuando la catedral de León se incendió en el año 1966. Entonces, cuando se barajaba la opción de arrojar grandes cantidades de agua, un cantero dio la voz de alarma con dicho argumento.

Entre los expertos, existe la convicción de que ese hombre salvó el edificio, que sufrió graves daños en su cubierta y otras superficies, pero logró permanecer en pie, estando hoy en día totalmente recuperado. Quizá con Notre Dame, aunque los daños sean mayores, el paso del tiempo permita que exista un consenso similar. Diga lo que diga Donald Trump.

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