
El presidente estadounidense, Donald Trump, y el dirigente norcoreano, Kim Jong-un, se han citado durante esta madrugada en Singapur (a las 9:00 hora local) en una cumbre histórica cuyas expectativas están centradas en la desnuclearización de la península y en un futuro tratado de paz. No obstante, el resultado, entre otras cosas por el carácter de los dos protagonistas, es incierto. Trump cree que las cosas irán "muy bien".
Después de que la retórica belicista entre ambos -intercambiaron amenazas y apelativos despectivos durante meses en 2017 ante los continuados ensayos de misiles norcoreanos- llegara a lo que parecía un punto de no retorno, el que ambos vayan a mantener el primer cara a cara desde el fin de la guerra de Corea (1950-53) es todo un hito.
La gran pregunta es si la considerada como "cumbre del siglo" se quedará simplemente en una foto y un propósito de buenas intenciones o los dos líderes serán capaces de establecer un calendario concreto para la desnuclearización y un tratado de paz.
¿Es posible una desnuclearización?
Todos los expertos coinciden en señalar que no cabe esperar que Corea del Norte acepte una desnuclearización de la península total y verificable sin ninguna contrapartida, habida cuenta de que ésta es la mejor baza que Kim Jong-un tiene para negociar en pie de igualdad con Trump. Y, además, teniendo en cuenta que la cumbre ha sido programada en muy poco tiempo.
International Crisis Group considera "más realista" que Trump y Kim Jong-un acuerden en esta cita histórica "una declaración de principios" que aborde los intereses estratégicos de ambos y por la que se comprometan a nuevas citas, al tiempo que se ratifique la actual moratoria, por parte de Pyongyang, de sus ensayos nucleares y de misiles.
El proceso de verificación podría llevar años, por lo que sería deseable empezar primero por medidas más asequibles como la vuelta de los inspectores internacionales, quienes en 2009 ya tuvieron "cierto acceso" a las instalaciones nucleares norcoreanas.
Lo más viable sería un proceso por etapas, empezando por la actual congelación de los ensayos nucleares seguida por una verificación del alcance del arsenal nuclear norcoreano y de un desmantelamiento de la producción de armamento de este tipo y misiles de largo alcance.
Llegados a ese punto, sería cuando podrían comenzar a levantarse las sanciones a Pyongyang y el régimen norcoreano podría comenzar a comerciar con otros países, entre los que no estaría EEUU, que mantendría sus sanciones hasta que se produjera la cuarta y última etapa: la desnuclearización real.
Kim Jong-un busca un tratado de paz
Como resalta el director del Carnegie-Tsinghua Center for Global Policy, Paul Haenle, la Administración Trump se inclina a pensar que Kim ha accedido a negociar "por la exitosa campaña de presión y las amenazas de la fuerza militar estadounidenses", pero sigue sin estar clara la razón que ha provocado el giro hacia la diplomacia en el líder norcoreano.
Por su parte, resalta el director de Carnegie-Tsinghua, el dirigente norcoreano ve en la cumbre "una enorme oportunidad para que Corea del Norte logre un reconocimiento internacional como potencia nuclear de facto". "Kim intentará usar la cumbre para cerrar un acuerdo con Trump que ofrezca un alivio de las sanciones y asistencia económica y potencialmente un tratado de paz, garantías de seguridad, e integración en el sistema internacional", añade el experto.
Una de las reclamaciones históricas de Pyongyang para garantizar la permanencia del régimen ha sido un acuerdo de paz entre los participantes en la Guerra de Corea (1950-1953), algo que supondría una garantía de peso para el régimen norcoreano.