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La firma de la Gran Coalición hunde en las encuestas a los socialdemócratas alemanes

  • Quedan en la irrelevancia y solo recibirían el 16% de los votos
Los socialdemócratas Andrea Nahles y Martin Schulz. Foto: Reuters

De haberse celebrado ayer elecciones en Alemania, solo el 16% del electorado hubiera votado al Partido Socialdemócrata Alemán (SPD). Según un sondeo del instituto Infratest Dimap realizado para el canal ARD, la cifra representa una caída para el SPD de dos puntos en apenas dos semanas y con la que la formación más antigua de Alemania se anota el nivel más bajo que haya registrado nunca en una encuesta electoral.

La catarsis viene precedida por el acuerdo con la Unión Democristiana (CDU) de Angela Merkel para reeditar la Gran Coalición pero, sobre todo, como respuesta a las disputas internas que, desde hace semanas, salpican al partido. El último año no fue nada bueno para los socialdemócratas. El descenso se tornó en caída libre a partir de las elecciones celebradas el pasado 24 de septiembre, en las que obtuvo el 20,5% de los votos -su peor resultado desde 1949-, y en trompicón, tras la decisión de facilitar un nuevo Gobierno de la CDU, algo que prometieron no hacer durante la campaña electoral. En centro de la diana, su antiguo líder Martin Schulz.

Su dimisión como jefe del SPD y la renuncia a ocupar el Ministerio de Exteriores fue considerada acertada por el 78% de los consultados en la misma encuesta. No obstante, un 47% considera que Andrea Nahles, su sucesora, no podrá detener la caída del SPD mientras que un escaso 33% cree que con ella empezará un proceso de recuperación. Pero, ¿cómo será ese proceso? Pocos se atreven a aventurarlo pero lo que está claro es que Nahles, o la "mujer de los escombros" (Trümmerfrau) como ya es conocida en Alemania, tendrá que reconstruir el partido desde abajo, al igual que las mujeres alemanas levantaron nuevamente las ciudades devastadas tras la Segunda Guerra Mundial.

Una amplia trayectoria

De 47 años y exlíder de las díscolas juventudes del Partido Socialdemócrata (los Jusos), Nahles conoce mejor a su militancia que su antecesor, cuya carrera discurrió entre Bruselas y Estrasburgo hasta que el año pasado se convirtió en dirigente del partido. Además, vivió en directo cada una de las crisis internas de la formación, desde el desgarro provocado por la escisión de Oskar Lafontaine, quien en 1998 abandonó el partido para fundar La Izquierda, hasta la erosión de electorado acumulada en las dos legislaturas en coalición con la canciller.

Será la primera mujer al frente del SPD, lo que en Alemania no es exactamente una revolución: hace 18 años que Merkel lidera la CDU y otras tres formaciones parlamentarias -Los Verdes o La Izquierda- tienen asimismo a una mujer en su cúpula. No obstante, muchos analistas coinciden que Nahles no se habría imaginado de esta forma su ascenso al poder ni, mucho menos, encontrarse en mitad de semenjante cisma. De hecho, desde hace días, la opinión pública, cuando se refiere al SPD, no sabe si lo hace en términos políticos o como quien comenta una telenovela.

Quizá por eso, uno de sus primeros pasos ha sido llamar al orden a su formación y los primeros en obedecer fueron el propio Schulz y el ministro de Exteriores en funciones y exlíder socialdemócrata, Sigmar Gabriel. Los comentarios cruzados entre ambos fueron continuos desde que Schulz fuera designado como jefe de la diplomacia alemana; un puesto para el que optaba Gabriel quien criticó que el partido se hubiera olvidado de él y cuyo enfado superó incluso la decisión de Schulz de renunciar a la cartera. Nahles ha conseguido, por el momento, que las disputas queden al margen aunque la pregunta que se hace la Prensa alemana es si será capaz de unificar el partido.

Por de pronto, la candidata tendrá que superar la votación que se celebrará en el congreso extraordinario del partido, previsto para el 22 de abril en la ciudad de Wiesbaden y ya le ha salido incluso una candidata alternativa, Simone Lange. El alcalde de Hamburgo, Olaf Scholz, asumirá hasta entonces de forma provisional la jefatura mientras los líderes del SPD siguen intentando convencer a sus afiliados para que respalden el acuerdo del que depende el cuarto mandato de Merkel.

Si los afiliados votan no al acuerdo de coalición, la opción más probable es que se celebren nuevas elecciones. Sin embargo, el SPD no solo tendrá que mirar de puertas para adentro. La misma encuesta que deja en mínimos la estimación de voto socialdemócrata, lanza hasta el 15% a los ultrederechistas de Alternativa por Alemania (AfD). Solo un punto por encima del SPD. Muchos medios coinciden que ha llegado la hora de los populistas, que han aprovechado las disputas de los principales partidos, para fortalecerse. Por lo demás, la encuesta la sigue encabezando la CDU que, sumado a su ala bávara la Unión Socialcristiana (CSU), alcanza el 33%. Los Verdes logran un 13, La Izquierda un 11 y el Partido Liberal un 9.

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