El mapa electoral británico llevaba un tiempo pareciéndose a Maggie Simpson: un cuerpo mayoritariamente azul conservador, una cabeza amarilla nacionalista escocesa y un pequeño reducto rojo laborista a forma de chupete. Pero la bebé de la icónica familia televisiva ya no existe, y no es la única: después de las elecciones que Theresa May decidió adelantar para intentar legitimarse contra la UE en sus negociaciones del brexit ya no hay un dibujo claro en el panorama político británico. EN DIRECTO | Siga toda la información de la jornada.
A grandes rasgos, Theresa May ha perdido su apuesta: quería fortalecer su mayoría y la ha perdido. Eso no quiere decir que Jeremy Corbyn y los laboristas puedan gobernar de forma sencilla -aunque las matemáticas electorales ya se sabe que son impredecibles-, pero sí que es su mejor resultado en décadas, y justo con el líder más cuestionado dentro y fuera del partido-.
May quería estabilidad y su derrota les aboca a un 'Parlamento colgado', a un Gobierno sin mayoría que deja al Reino Unido en una posición desfavorable en su negociación de salida de la UE y abre muchos interrogantes a corto plazo.
Clave 1. May, como Díaz y Mas
Las comparaciones son odiosas, pero Theresa May llegaba como Susana Díaz y se ha ido como Artur Mas. La lideresa conservadora se había encontrado con el puesto de premier tras la renuncia de David Cameron por la victoria del 'sí' en el referéndum para salirse de la UE. Ella había apoyado el 'no', pero como tantos prestidigitadores de la política subo aprovechar el momento para colarse y acabar siendo la 'premier' del sí. Con su llegada, el ala más conservadora de su partido, la que había hecho campaña con UKIP, se establecía en Downing Street.
Sin embargo, como le pasó a Mas, calculó mal sus fuerzas: en un intento por legitimarse y fortalecer su posición negociadora una vez comprobó que la UE no iba a plegarse a sus condiciones, decidió adelantar los comicios. Quería ganar por las urnas directas lo que ganó por las indirectas... y ha acabado perdiendo la mayoría. El recuento no había apenas empezado y en los mentideros tories ya se cuestionaba su liderazgo. May ha perdido sin haber perdido.
If I lose just six seats I will lose this election and Jeremy Corbyn will be sitting down to negotiate with Europe: https://t.co/OwbfDseOJh
?Theresa May (@theresa_may) May 20, 2017
Clave 2. Corbyn resucita
Siguiendo con las comparaciones, Corbyn sería el Rajoy británico. Pero por supervivencia, no por ideología -el establishment se ha afanado en tacharle de radical izquierdista, y los tabloides casi de filoterrorista-. Corbyn llegó como un inesperado 'radical' que se hizo con las cenizas del laborismo y ha tenido que superar hasta dos algaradas internas para conservar el puesto, llegando a quedarse sin equipo en una especie de golpe de Estado al más puro estilo de lo que le hicieron a Pedro Sánchez.
Sin embargo, el candidato en principio más débil ha conseguido ganar sin haber ganado: le ha quitado la mayoría a los conservadores y logra el mejor resultado en dos décadas gracias a que ha recuperado el voto urbano. Ahora será incuestionable internamente, aunque no pueda gobernar -salvo un improbable acuerdo a múltiples bandas-.
Clave 3. El Brexit ha pesado más que el terrorismo
Se esperaba que los ataques terroristas de las últimas semanas condicionaran el resultado, especialmente los más recientes -Manchester y Londres-. Sin embargo, parece que el resultado del referéndum del Brexit ha tenido más peso: los jóvenes han votado masivamente laborista, y los mayores masivamente conservador. Eso, que en principio tampoco es una sorpresa demoscópica, sí refleja paralelismos con el sentido del voto de aquella sorpresiva consulta.
Del mismo modo, fue muy criticada en Reino Unido su postura durante su encuentro con Trump, a quien no osó contradecir, y la invitación extendida al polémico mandatario norteamericano para que visitara el país. Los vuelcos electorales no suceden normalmente por una única razón, y por eso tampoco se puede afirmar que los atentados no hayan influido, aunque no haya sido en el sentido esperado. De hecho, parece que pesaron más las controvertidas afirmaciones de May diciendo que si había que limitar los derechos humanos para combatir el terrorismo, lo haría.
I'm clear: if human rights laws get in the way of tackling extremism and terrorism, we will change those laws to keep British people safe. pic.twitter.com/8EfUJYUDMK
? Theresa May (@theresa_may) 6 de junio de 2017
Clave 4. Los jóvenes han decidido
Siguiendo con la lógica' demoscópica de que los jóvenes voten menos conservador, podría decirse que el peso de los jóvenes ha inclinado la balanza. Su apoyo ha devuelto la vida que le negaban a los laboristas -no sólo ellos, también una parte importante de la masa obrera nacional que había virado a posturas mucho más duras, como la de UKIP-.
Sin embargo, este apoyo no es un cheque en blanco: la política británica es una de las más envejecidas del continente, y eso acabará pasando factura. Ambos candidatos a estas elecciones superan los 60 años, y de mantenerse un esquema similar podría volverse a perder el voto joven en aras de la abstención por falta de representatividad. Urge renovar los esquemas de ambos partidos, porque Reino Unido podría dejar de ser una isla y contagiarse con lo que ha sucedido en otras latitudes -como Francia, sin ir más lejos-. Y en el bando laborista el alcalde de Londres, el musulmán Sadiq Khan, ha ganado muchos enteros tras su gestión de los atentados y de los ataques de Trump.
Clave 5. Habrá Brexit, pero no hard Brexit
Corbyn dijo en su día, presionado por la mayoría conservadora, que no cuestionaba el resultado del Brexit: si el pueblo había votado salirse él -en caso de gobernar-no iba a contradecir dicho mandato. Así las cosas, Corbyn puede ser muy diferente en lo ideológico respecto a May, pero no cabe esperar de él un paso atrás en lo decidido, por traumático que resulte. El Brexit es inevitable.
Sin embargo, su 'victoria' al arrebatarle la mayoría a los conservadores sí suaviza posturas. El voto muestra un claro rechazo al hard Brexit planteado por May y los suyos, además de debilitar la posición negociadora británica en la UE. Las riendas de la negociación se quedan a esta orilla del Canal de la Mancha.
Clave 6. Irlanda da vida a los conservadores
La política es a veces caprichosa, y construye aliados inesperados. No es que sea muy sorprendente que los tories (con 318) puedan contar con el apoyo del DUP irlandés -es el partido unionista, y ha logrado 10 escaños-, pero sí que puedan verse favorecidos por el auge del Sinn Fein, el antiguo brazo político del IRA. Como le pasó al PP en España, que pudo gobernar por la abstención de Podemos, los conservadores pueden verse favorecidos gracias precisamente a los menos conservadores e todos.
La cuestión es que, a diferencia de lo que sucede con la izquierda abertzale en el Congreso y el Senado, el Sinn Fein no toma posesión de sus asientos en las elecciones británicas -sólo reconocen la legitimidad de los órganos de gobierno irlandeses-. Así, los siete escaños conseguidos (tres más que en las últimas elecciones) se quedarán vacíos. Eso implica que la mayoría de facto no está en los 326 escaños, sino en 322. Y ahí conservadores y unionistas sí suman.
Clave 7. En Escocia todos ganan
Parte de la resurrección del laborismo tiene que ver con la caída del pujante Partido Nacionalista Escocés (SNP por sus siglas en inglés). La formación, de corte progresista, ha sido la absoluta dominadora del panorama político local durante los últimos años, llegando a forzar un referéndum de autodeterminación que al final acabaron perdiendo. De hecho, el único motivo político por el que un premier conservador pudo haberse plegado a dicha consulta tiene que ver con que la pujanza del SNP debilitaba las posiciones laboristas en Escocia... y así ha sido, hasta ahora.
En realidad el SNP se ha dejado en total 21 escaños y los conservadores se han llevado 12 de ellos, por siete que han ido para los laboristas. El margen de voto, sin embargo, ha sido apretado: 28,6% para los primeros, 27,1% para los segundos. Además, hay otro factor importante de su derrumbe: el segundo referéndum de autodeterminación que se había demandado por el rechazo del país al Brexit se aleja. Así las cosas, en Escocia han ganado todos los partidos... menos el SNP.
Clave 8. Adiós UKIP, adiós populismo
El año 2016 terminó metiendo el miedo en el cuerpo, pero 2017 parece empeñado en aflojar la presión. La ultraderecha no logró ganar en Suiza, acabó perdiendo fuerza en Austria y Holanda y Le Pen se quedó sin presidencia en Francia. Ahora en Reino Unido el partido que impulsó el Brexit se ha quedado sin escaños... aunque les haya arrastrado al Brexit.
A decir verdad UKIP sólo ha sido influyente en las elecciones europeas, y eso se debe en gran medida a la escasísima participación que tienen esos comicios en Reino Unido - llegar a una participación del 40% es un hito-. El sueño de la razón produce monstruos, y en términos electorales parece que el monstruo ha perdido su influencia.
Clave 9. Las víctimas del vuelco
La noche electoral deja un reguero de víctimas que pierden su escaño. La peculiaridad del sistema electoral británico -hay 650 circunscripciones y se la lleva el candidato con más votos, aunque sea con uno solo- hace que ni los políticos más conocidos tengan su asiento asegurado.
Así, los carismáticos Alex Salmond y Nick Clegg han perdido sus escaños. El primero era el líder del SNP que impulsó el referéndum de autodeterminación, y el segundo el vicepremier liberaldemócrata que hizo posible que David Cameron formara gobierno. Junto a ellos cae Jane Ellison, un alto cargo en el Tesoro británico.
Clave 10. Cuidado con las alternativas
Theresa May ha anunciado que no dimitirá, a pesar de los resultados y de verse cuestionada por su propio partido. Para muchos laboristas y progresistas su salida hubiera supuesto una enorme victoria... pero no lo hubiera sido. El motivo: la alternativa más verosímil hubiera sido Boris Johnson, el hombre fuerte tras el Brexit.
El controvertido exalcalde de Londres, actualmente ejerciendo las funciones de responsable de Exteriores, cuenta con el favor de los 'brexiters' y podría hacerse con los apoyos suficientes en unos conservadores faltos de liderazgos fuertes desde la salida de Cameron.