
La primera ministra británica, Theresa May, ha acudido este viernes al Palacio de Buckingham para informar a la Reina Isabel II de su intención de formar Gobierno, un objetivo que intentará a pesar de haber perdido la mayoría absoluta en las generales de este viernes. Para ello, ha formalizado un acuerdo con el Partido Democrático Unionista (DUP) que garantizará la gobernabilidad de su ejecutivo en minoría. EN DIRECTO | Siga aquí toda la información de la jornada.
"Formaré un Gobierno que facilite certidumbre, el país la necesita más que nunca", ha asegurado a las puertas de Downing Street minutos después de reunirse con la monarca. En este sentido, May ha confirmado que se apoyará en los unionistas de Irlanda del Norte, que han logrado 10 asientos, para "trabajar en el interés de todo el Reino Unido". La mandataria ha reivindicado la trayectoria común de tories y el Partido Unionista Democrático como la prueba de que pueden "trabajar juntos", no solo para "garantizar que nadie queda atrás", sino para "conseguir un nuevo acuerdo con la UE que garantice la prosperidad". Eso sí, este acuerdo no implica una coalición formal como la que los tories sellaron con los liberal-demócratas la última vez que la Cámara de los Comunes registró un escenario sin hegemonías, en 2010. Calma tensa en los mercados tras las elecciones en Reino Unido: la bolsa sube y la libra cede un 2%.
En una intervención sin preguntas tras una audiencia de apenas 20 minutos con la soberana británica, una 'premier' que ha sufrido uno de los reveses más memorables de la historia política reciente se ha reivindicado como quien tiene la capacidad de "guiar a este país en un tiempo crítico". Su proceder, según ha explicado, se basa en que su formación ha logrado "el mayor número de votos y de escaños", lo que, en su opinión, deja "claro que solo los conservadores y el DUP tienen la legitimidad para facilitar esa certidumbre con una mayoría en la Cámara de los Comunes".
Además de defender una especial atención a la seguridad, especialmente tras los dos atentados terroristas acaecidos durante la campaña, May ha dedicado un énfasis especial a la salida de la UE y ha avanzado que su gobierno "canalizará sus energías hacía un acuerdo que funcione para todos, asegurando una nueva relación con la UE que garantice nuestra prosperidad a largo plazo". "Esto es lo que la gente votó y esto es lo que vamos a cumplir", ha proclamado, antes de concluir con una apelación a zanjar la votación y centrase en la nueva era: "Ahora pongámonos a trabajar", una resolución para la que dependerá crucialmente de los unionistas norirlandeses si quiere garantizar la gobernabilidad.
En este sentido, ha ratificado su intención de iniciar "las cruciales conversaciones del Brexit en 10 días", el plazo que la Unión Europea tenía previsto.
Pese a la presión interna de una mandataria que ha fracasado en su apuesta por el adelanto electoral, May ha decidido maximizar los 318 diputados obtenidos, a ocho escaños de la hegemonía, y sumar mediante una fórmula por concretar los 10 del Partido Unionista Democrático (DUP, en sus siglas en inglés) para alcanzar la barrera de los 326 escaños que suponen la mayoría absoluta en Westminster.
No en vano, el DUP, que ha ganado dos escaños en estas elecciones, por los 13 perdidos por los tories, son una de las pocas formaciones que en el referéndum de la Unión Europea apelaron a la salida, lo que debería facilitar su apoyo para las inminentes negociaciones que Reino Unido está a punto de comenzar, tras la activación oficial del proceso el pasado 29 de marzo.
Además, su ideología es conservadora, lo que los pondría en un marco político similar a los de Theresa May, si bien se espera que uno de los puntos de fricción se refiera a la frontera con la República de Irlanda. El DUP no quiere regresar a las fórmulas duras del pasado, pero tampoco desea facilitar ninguna solución que favorezca que una futura separación de Reino Unido.
Por otro lado, el líder del Partido Laborista británico, Jeremy Corbyn, también ha asegurado que su partido está "preparado para formar un gobierno en minoría". Su número dos, John McDonnell ha descartado una coalición.
Horas más tarde, y en una entrevista al a BBC desde el interior de Downing Street, May ha asegurado que "reflexionará" sobre la pérdida de escaños que el Partido Conservador ha sufrido en un tono autocrítico que se distancia de las declaraciones triunfalistas que ha realizado a lo largo de la jornada y que muchos le han reprochado. "Obviamente, queríamos un resultado diferente (...) y, por supuesto, reflexionaré sobre lo que ha pasado", ha dicho la líder conservadora.
Convención institucional
Por otra parte, la 'premier' ultima con sus asesores la estrategia más inmediata, en virtud de la convención constitucional que autoriza al partido que defiende su permanencia a intentar aprobar en el Parlamento el denominado Discurso de la Reina, es decir, el paquete de medidas legislativas preparado por el ejecutivo de turno, un baremo fundamental para demostrar su capacidad de aprobar leyes en el Parlamento y, por tanto, de garantizar la gobernabilidad.
El calendario de la Cámara de los Comunes lo tiene fijado para el 19 de junio y, a priori, están establecidos seis días de debate en la misma semana en la que la Unión Europea tenía previsto comenzar formalmente las conversaciones para el divorcio británico, una de las grandes incógnitas de la campaña, convertida ahora en enigma dada la incertidumbre en torno al próximo Gobierno.
No en vano, incluso después de que Reino Unido certificase el Brexit el pasado año, una vez más, el fantasma de la Unión Europea ha vuelto para atormentar a un mandatario conservador, tras el regicidio de Margaret Thatcher, las turbulencias de John Major a colación del Tratado de Maastrich y el suicidio de David Cameron con un referéndum más demandado en su partido, que en el país.
Apuesta fallida
Theresa May había negado la posibilidad del adelanto electoral antes incluso de mudarse a Downing Street. Durante nueve meses lo había descartado en nombre de la estabilidad y de la prioridad que el Gobierno debía darle al Brexit, pero su ventaja en las encuestas y la aparente debilidad de su rival laborista la hicieron caer en una tentación que ya había hecho resbalar a su antecesor.
Animada por un reducido círculo de asesores, la 'premier' acabó convencida de que se encaminaba a una coronación que le permitiría ampliar su margen de maniobra para negociar, pero una cuestionable campaña, lastrada por errores estratégicos evitables que mostraron grietas en el liderazgo "fuerte y estable" que decía encarnar, provocaron una hemorragia en las encuestas que ha llegado hasta las urnas.
Su arriesgada apuesta por una convocatoria que, como el referéndum, no era un clamor entre la ciudadanía, dejó su continuidad letalmente expuesta al veredicto de las urnas, ya que cualquier resultado que no implicase una notable ampliación de la hegemonía parlamentaria de 17 que defendía supondría una derrota.
Con un total de 649 asientos escrutados, los conservadores han logrado 318 escaños (12 menos que en las elecciones de 2015), los laboristas 261 (29 más que en 2015), el Partido Nacional Escocés 35 (21 menos que en 2015), el Partido Liberal 12 (cuatro más) y el Partido Unionista 10 (dos más que en 2015) y otro partidos, 13. Se necesitan 326 asientos para conseguir la mayoría absoluta.
El UKIP no ha conseguido representación en el Parlamento y su líder, Paul Nuttall, ha dimitido. El Partido Nacional Escocés (SNP), por su parte, ha cedido bastante terreno, perdiendo más del doble del número de asientos esperados. Este resultado podría socavar el empuje para celebrar otro referéndum de independencia en Escocia.