Internacional

Merkel resiste: ni inmigración, ni el Brexit ni Turquía le quitarán el gobierno alemán

  • Sigue favorita en los sondeos a cinco meses de las elecciones
  • Alemania, amenazada por el voto fragmentado
Angela Merke. Foto: Reuters

A cinco meses de los comicios de Alemania, las posibilidades se presentan palpitantes. Desde que a principios de año el partido socialdemócrata (SPD) eligiese a Martin Schulz como candidato a la Cancillería, su popularidad ha experimentado una escalada sin precedentes.

Esto significa que, de seguir así la progresión, podría haber una dura pugna entre los socialdemócratas y los democristianos por hacerse con la cancillería. A su favor, Merkel tiene la experiencia y ser una de las líderes mundiales más importantes actualmente. Sus frenos, el Brexit, la relación con Turquía y el ascenso de la extrema derecha.

Este último parece haberse convertido en un mal menor desde la llegada de Schulz, ya que el meteórico ascenso de Alternativa para Alemania (AfD) ha sido neutralizado con la irrupción de esta nueva cara en el panorama político. Sin una línea estratégica común y con notorias divisiones, AfD ha perdido a su líder, Frauke Petry, quien no concurrirá a las elecciones como cabeza de lista. Paradójicamente, a la vez que se suceden estas desavenencias, siguen entrando a parlamentos regionales (ya llevan 12 de 16 y previsiblemente entrarán en dos más antes de las elecciones federales). Sin embargo las encuestas dan a la formación entre un 8 y un 10% de los votos y su falta de liderazgo puede llegar a pasarle factura.

También empiezan a experimentar cierto rechazo de la ciudadanía, ya que ante su congreso de este fin de semana en Colonia el recinto tuvo que ser blindado con más de 4.000 policías, ya que se esperaba la afluencia de más de 50.000 manifestantes para protestar contra AfD. Pero probablemente serán la primera fuerza opositora en el Bundestag, ya que es más que viable que se repita una Gran Coalición y la única incógnita es quién la comandará.

Perdería apoyos la izquierda radical Die Linke, actual primera fuerza opositora. Su líder, Sahra Wagenknecht, intenta salvar los muebles de una formación que se opone a la austeridad europea pero que no tiene un discurso claro antistablishment, a diferencia de AfD.

Tampoco le sonríen las encuestas a los Verdes. La formación ecologista se encalla en un 7% que parece difícil de levantar, ni siquiera con el impulso de uno de sus mayores feudos, el Land sureño Baden-Württemberg, donde gobiernan con CDU. Las horas bajas de esta formación se deben a sus titubeos políticos, ya que suelen hacer de pinza con la mayoría de las formaciones, especialmente con el SPD. También presentan una gran división en el seno del partido, pues hay desde hace tiempo dos sectores diferenciados, los fundamentalistas  (partidarios de la realpolitik). Volverían a entrar en el Bundestag los liberales (FdP). Una de sus últimas iniciativas ha sido la recogida de firmas para realizar un referéndum sobre el aeropuerto de Tegel en Berlín. Está previsto su cierre cuando se inaugure el nuevo aeropuerto de Berlín-Brandemburgo, que debía haber sido en 2011. Se ha ido retrasando durante años con sobrecostes millonarios y aún no tiene una fecha de apertura.

La paleta cromática del Bundestag se compondrá, según sondeos, de estos seis partidos. Pero el liderazgo seguirá siendo fuerte si se constituye otra Gran Coalición, lo que garantizará estabilidad gobernativa pero también limitará el papel de la oposición. Con la tranquilidad de quien puede vencer la partida, tanto socialdemócratas como democristianos se centran ahora en desvelar las claves del Brexit e intentar contener el avance totalitarista de Erdogan. A su espalda van dejando ya el miedo que surgió cuando los populistas empezaban a despuntar y crecían rápidamente debido a la crisis de los refugiados. Es significativo que Martin Schulz, reconocido europeísta y expresidente del parlamento Europeo, obtenga tan buena acogida por parte de la ciudadanía mientras AfD baja en los pronósticos. Estos últimos son euroescépticos, pero también quieren una nueva Unión Europea de conveniencias, donde cada país elija qué papel jugar o qué alianzas gestionar. La ruptura con el principio de solidaridad de la UE es una de las cosas que más dudas suscitan en Alemania en pleno proceso del Brexit.

Algo en lo que sí coinciden casi todos los partidos es en la instalación de más cámaras de seguridad callejeras que puedan poner el foco en la delincuencia y ayuden a desentramar intentos de ataques terroristas. Alemania se blinda aumentando su presupuesto en defensa, pero rechaza la idea de Trump de destinar el 2% de su PIB por "irreal". El mandatario estadounidense todavía no ha pisado suelo alemán desde su elección y el encuentro que tuvo con Merkel en su país estuvo plagado de incertidumbres y malas caras. Aunque se intenta mantener la cordura, es evidente que hay tensión entre ambos gobiernos.

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