
La crisis petrolera más grave en las últimas décadas en EEUU sigue alargándose más de lo previsto, con nuevos problemas. Colonial, el oleoducto más importante del sureste de EEUU, que lleva dos semanas intentando recuperarse de un ciberataque, ha vuelto a sufrir problemas informáticos que dejan el suministro de combustible para gran parte del país de nuevo en el aire, según ha anunciado este mismo martes la empresa.
El sistema informático que permite a las refinerías de petróleo reservar espacio y monitorear el estado del combustible que circula por el oleoducto se cayó la mañana del martes, según confirmó Colonial a la agencia Bloomberg. La compañía se centró en rechazar la posibilidad de que el apagón pudiera presagiar otro desastre como el cierre a principios de este mes, que dejó sin suministro a gasolineras por toda la costa sudeste.
La escasez de combustible continúa afectando a algunas ciudades de la zona, y Colonial lleva una semana, desde que restableció el suministro el miércoles pasado, intentando devolver los stocks a la normalidad, algo que calculan que tardará una o dos semanas más. Las últimas interrupciones del servidor se debieron a "esfuerzos por fortalecer sus sistemas" y "no estaban relacionadas con el ransomware ni con ningún tipo de reinfección", según el comunicado. Los envíos de combustible no se han interrumpido, dijo la compañía.
Para Andy Milton, vicepresidente senior de suministro de Mansfield Energy, "sin ese sistema, es muy difícil desviar los barriles manualmente" al lugar que necesiten en caso de que las minoristas avisen de algún problema en sus reservas, lo que dificultará aún más ajustar los stocks de gasolina para cada municipio de los miles de lugares afectados.
Déjà vu
"Estamos trabajando diligentemente para volver a poner en funcionamiento nuestro sistema y continuaremos manteniendo actualizados a nuestros transportistas", dijo la compañía. Para algunos clientes de Colonial, esta interrupción recuerda demasiado a las primeras horas de lo que se convirtió en el peor ciberataque de la historia a un oleoducto en EEUU. El 7 de mayo, los transportistas comenzaron a recibir avisos de cortes de Colonial y en cuestión de horas la compañía anunció un cierre total para combatir el ataque.
La compañía pagó casi 5 millones de dólares de rescate a los piratas informáticos, pero logró mantenerlo en secreto durante cinco días. Mientras tanto, las estaciones de servicio de una docena de estados se quedaron sin gasolina y diésel, dejando varados a los automovilistas y elevando los precios minoristas. Las principales aerolíneas tomaron medidas extraordinarias, como transportar sus cargamentos de combustible a otras ciudades para evitar la escasez en los aeropuertos.