
La Universidad de Edimburgo ha descubierto una nueva variante del coronavirus, la B1525, que preocupa debido a su capacidad de transmisión y, especialmente, la de reducir la eficacia de los anticuerpos generados en seres humanos.
Tal y como informa The Guardian, esta variante ha sido detectada en países como Dinamarca, EEUU o Australia, aunque por cercanía preocupa más el número de casos en Reino Unido, que ya llega a los 32. Fue en territorio británico, junto a Nigeria, donde se han hallado los primeros diagnósticos, que datan de diciembre. En España solo se ha registrado un caso desde entonces.
Los investigadores destacan que uno de los problemas que puede dar más quebraderos de cabeza es la mutación E484K, que afecta a la proteína spike, responsable de que el virus pueda entrar en las células humanas. Esta mutación, a falta de más estudios, podría provocar un aumento en la transmisibilidad.
De la misma forma, esa mutación ha generado problemas de inmunización en la variante sudafricana. Asi lo explica Simon Clarke, doctor de la Universidad de Reading: "Todavía no sabemos cómo se propagará esta variante, pero si tiene éxito, se puede suponer que la inmunidad de cualquier vacuna o infección previa se debilitará".
Por tal razón, destaca que es conveniente que se amplíe y profundice el estudio sobre esta variante, ya que aunque no se sabe si la transmisión está aumentando a nivel general, es necesaria una labor de vigilancia para tener a raya esta variante.
Por el momento, Public Health England (la agencia de salud inglesa) ha informado de que "está monitoreando muy de cerca los datos sobre las variantes emergentes y, cuando es necesario, se están llevando a cabo intervenciones de salud pública, como pruebas adicionales y mejor rastreo de contactos".
El organismo informa y pretende tranquilizar a la opinión pública, ya que, explica, "actualmente no hay evidencia de que este conjunto de mutaciones cause una enfermedad más grave o una mayor transmisibilidad".