Internacional

Trump se impacienta: propone acabar la cuarentena en dos semanas porque "el remedio no puede ser peor que la enfermedad"

  • Un vicegobernador dice estar dispuesto a morir para no frenar la economía
Donald Trump, con una foto del virus. Foto: Reuters.

Estados Unidos está empezando ahora a poner en marcha las medidas más drásticas de distanciamiento social, y 17 estados de los 50 han empezado a aplicar una cuarentena total en los últimos 7 días, mientras que otros 9 que han implantado una parcial. Pero el presidente, Donald Trump, ya está empezando a impacientarse ante las escalofriantes previsiones de recesión para el próximo trimestre y los datos de desempleo que se esperan. Y Trump y sus aliados están empezando a alentar un "regreso a la normalidad" en 15 días, independientemente de cómo evolucionen los contagios y las muertes provocadas por el coronavirus. "El remedio no puede ser peor que la enfermedad", alega Trump.

El mensaje lo lanzó primero en Twitter: "Al finald e los 15 días decidiremos en qué dirección queremos ir". Después lo volvió a decir en su rueda de prensa diaria en la Casa Blanca para actualizar los datos sobre la situación: "Este país va estar de nuevo abierto a los negocios en muy poco tiempo". Y su asesor económico, Larry Kudlow, que a principios de mes aconsejaba "seguir trabajando, no sobreactuar", dijo en una entrevista en la cadena Fox, la cadena de cabecera del presidente, que "Trump tiene razón. Vamos a tener que hacer unas transacciones muy dolorosas".

El vicegobernador de Texas: "Muchos mayores estamos dispuestos a jugarnos nuestra supervivencia a cambio de no sacrificar la economía del país".

Por si no había quedado claro a qué se refería, el vicegobernador de Texas, Dan Patrick, que celebrará su 70 cumpleaños la próxima semana, dijo en el programa de máxima audiencia de la Fox que "muchos mayores estamos dispuestos a jugarnos nuestra supervivencia" a cambio de "no sacrificar" la economía del país. "Volvamos a trabajar. El índice de mortalidad es muy bajo, de un 2%. Démosle unos días o una semana y volvamos todos a vivir, y el que quiera aislarse en casa, que lo haga".

Esta posición, muy diferente a la vista en Europa, China o India, va en contra de las opiniones de los expertos científicos, como admitió el propio Trump: "Si fuera por los doctores, dirían que lo mantuviéramos todo cerrado". Y algunos expertos, como Scott Gottlieb, expresidente de la Agencia de Medicamentos y Alimentación, ya advierten de que "será casi imposible mantener una economía normal si hay una epidemia contagiando a millones de personas por todo el país y mandando a un 15% de ellos al hospital".

Pero el argumento de Trump y muchos de sus aliados es que no merece la pena detener el virus si el efecto es mandar al país a un depresión a largo plazo, y que es mejor hallar un equilibrio entre el parón económico y el freno del virus. Las previsiones de analistas van desde caídas superiores al 10% en la economía en el segundo trimestre, cifras similares a las esperadas en Europa, hasta el 24% de desplome que calcula Goldman Sachs. Lo que también dicen es que esas caídas serían temporales y que, una vez pasado el bache, la economía se recuperaría de forma rápida, aunque el balance final del año sería negativo.

El riesgo para Trump es que las elecciones son en noviembre, y muchos votantes ejercerán su derecho ya en octubre. Y si la economía sufre un desplome histórico para el verano, con cifras enormes de desempleados y un déficit por la estratosfera, la recuperación completa puede llegar demasiado tarde para él. Ningún presidente ha logrado la reelección en medio de una depresión, y no parece muy probable que Trump fuera a ser el primero en romper la norma histórica.

Aun así, existe otro problema: en EEUU, el sistema federal pone un gran poder en manos de los estados y los gobernadores. Es decir, por mucho que Trump anime a reabrir ya la economía, estados como Washington o Michigan, con gobernadores demócratas, podrían seguir en cuarentena independientemente de lo que siga el presidente. Y habría un nuevo escenario posible: que los estados demócratas logren controlar la expansión del virus tras semanas de confinamiento, mientras que las infecciones se disparan en estados de gobiernos republicanos. O, quizá, Trump podría eliminar cualquier apoyo y financiación federal a los estados que apostaran por extender la cuarentena, boicoteando la lucha contra el virus. La clave puede ser cómo evoluciona la curva de muertos, y cuántas víctimas mortales puede estar dispuesto a aceptar el Gobierno a cambio de moderar la caída de la economía.

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