La actividad de las empresas estadounidenses ha registrado en marzo su mayor caída mensual desde que existen registros, según el dato adelantado del índice compuesto de gerentes de compras (PMI), que se ha situado en 40,5 puntos, frente a los 49,6 de febrero, su peor lectura desde que comenzó a publicarse el indicador en octubre de 2009. Anticipa así una contracción anualizada del producto interior bruto (PIB) de la mayor potencia del mundo próxima al 5%, y que probablemente se agravará en el segundo trimestre, según la consultora IHS Markit.
En el sector servicios, el impacto del brote de coronavirus y de las medidas de contención implementadas han provocado el mayor deterioro de la actividad en un mes, con una bajada del índice PMI sectorial hasta los 39,1 puntos desde los 49,4 de febrero, su peor registro de toda la serie histórica, mientras que el PMI manufacturero ha caído hasta los 49,2 puntos, frente a los 50,7 del mes anterior, en mínimos de diez años y medio.
"Es probable que EEUU ya se encuentre en una recesión que inevitablemente se hará más profunda"
"La encuesta subraya que es probable que EEUU ya se encuentre en una recesión que inevitablemente se hará más profunda", apunta Chris Williamson, economista jefe de la consultora, para quien la lectura del PMI de marzo indica una caída anualizada del PIB estadounidense de aproximadamente el 5%, aunque advierte de que el creciente número de medidas de aislamiento y de cierres para contener el coronavirus sugieren que "el segundo trimestre probablemente registrará una tasa de bajada mucho más profunda".
En este sentido, la encuesta de actividad del mes de marzo refleja la mayor destrucción de empleo por parte de las empresas desde diciembre de 2009 como consecuencia en parte de la bajada de actividad pendiente, después de que varias empresas informasen de que los clientes estaban aplazando sus pedidos a la espera de tener más información sobre la epidemia de Covid-19.
"El sector servicios se ha visto particularmente perjudicado, con negocios dirigidos a los consumidores, como restaurantes, bares y hoteles soportando la peor parte de las medidas de distanciamiento social, mientras que los viajes y el turismo han sido diezmados", apunta Williamson, añadiendo que la demanda del sector manufacturero, por su parte, ha caído a un ritmo no visto desde la crisis de 2009 como consecuencia de la debilidad de la demanda de los consumidores, la pérdida de exportaciones y la escasez de suministros.