Internacional

Biden busca sentenciar la carrera demócrata en los estados que llevaron a Sanders al estrellato en 2016

  • Biden sigue disparado en las encuestas y aspira a ganarlo todo hoy
  • Sanders necesita ganar en Michigan contra pronóstico y recuperar terreno
Benrie Sanders y Joe Biden. Foto: Reuters

Llega la primera pelota de partido en las primarias demócratas. Después del 'Súpermartes' que marcó un giro enorme en la carrera por la candidatura presidencial y que dejó al exvicepresidente Joe Biden en cabeza, llega su hermano pequeño, el "martes muy importante pero algo menos". Siete estados votan esta semana, con Michigan y Washington al frente, ambos victorias del senador izquierdista Bernie Sanders en 2016, que necesita urgentemente repetir sus resultados. Un triunfo de Biden en ambos, algo que Hillary Clinton no pudo hacer entonces, dejaría la carrera prácticamente sentenciada.

En 2016, las encuestas preveían una victoria clara de Clinton en Michigan, cuna del motor estadounidense. Pero contra todo pronóstico, una ola de apoyos de los obreros blancos impulsó a Sanders a una victoria por la mínima que sacudió la carrera presidencial de aquel año y le permitió mantenerse con opciones hasta el final. Cuatro años después, todo parece estar igual: ahora, es Biden el que aspira a ganar allí con un margen de unos 20 puntos. Y Sanders necesita desesperadamente una victoria este martes para volver a impulsar su candidatura.

Sanders lo sabe, y por eso ha suspendido sus actos en otros estados que también votan hoy, como Misisipi, para centrarse en los premios más grandes. El senador necesita reactivar al voto obrero que le arropó entonces en Michigan, y confiar en que los jóvenes empujen su campaña en Washington, otro estado del oeste con una demografía similar a la de California y Colorado, donde ganó la semana pasada.

El problema es que las circunstancias pueden haber cambiado de forma muy brusca en apenas siete días. La marcha de todos los demás candidatos ha dejado una carrera a dos bandas, y Biden ha tomado una ventaja que puede ser decisiva: unos 18 puntos en la media de las últimas encuestas, 51% a 33%. No solo eso, sino que Biden destaca especialmente entre el grupo clave de Michigan, los obreros blancos, que votaron por Sanders la última vez y de los que depende la victoria allí.

Las encuestas, de nuevo, muestran a Biden 25 puntos por delante en el estado industrial clave. Pero eso no significa que este año vaya a pasar lo mismo y que se esté ignorando a ese votante decisivo. "Biden gana entre los obreros blancos por 8 puntos en los sondeos. Es lo mismo que vimos en otros estados del norte que votaron la semana pasada. Y la última vez el voto en Michigan se comportó igual que en los otros estados de alrededor", explica Harry Enten, analista de encuestas de la CNN. "Nuestro modelo, en base a las encuestas nacionales y los resultados de los estados que han votado antes, indica que Biden debería ganar en Michigan por 23 puntos. Que es justo lo que dicen las encuestas", añade el gurú estadístico Nate Silver.

El cambio en el sistema electoral de Washington al voto por correo anula la capacidad de Sanders de movilizar a sus seguidores más fieles

En otras palabras, que una remontada de Sanders es mucho menos probable ahora, salvo que haya algo especial en Michigan que nadie esté sabiendo detectar. El problema para Sanders es que si alguien puede encontrar apoyos imprevistos es precisamente Biden, vicepresidente del Gobierno que rescató a General Motors -el corazón industrial de Michigan- de su bancarrota en 2009. Tanto Barack Obama como Biden reciben trato de estrellas de rock cada vez que visitan Detroit, la ciudad más grande del estado, y la gobernadora, Gretchen Whitmer, ha pedido el voto por él. Es difícil imaginar así una sacudida tan brutal en su contra como la ocurrida en 2016 con Clinton.

La otra esperanza del senador es Washington, un estado más joven, más educado y más urbano donde arrasó en 2016, con más del 72% de los votos. La diferencia es que entonces los delegados se repartían en un 'caucus', las reuniones en las que la gente -entonces, unas 26.000 personas- votan a mano alzada a una hora concreta, mientras que este año hay unas primarias con voto por correo. Prácticamente todos los simpatizantes demócratas del estado han recibido una papeleta en el buzón, y se espera que la participación ronde el millón de votos. Este cambio anula completamente la principal ventaja de Sanders: la capacidad de movilizar a sus seguidores más fieles, clave en unos 'caucus' con una participación minúscula.

¿Qué pasará ahora cuando se amplíe la participación? Una pista la da el 'sondeo' que el Partido Demócrata realizó en 2016 con el mismo método de enviar papeletas al correo de sus simpatizantes, para conocer su opinión entre Sanders y Clinton. La opinión no vinculante de los simpatizantes que devolvieron las papeletas -800.000 personas- mostraba una victoria de Clinton por 40.000 votos, 52% a 48%, un resultado completamente diferente al 72%-28% a favor de Sanders de las 26.000 personas que fueron a votar al caucus. Este año, las encuestas indican que la votación por correo, ahora sí vinculante, será muy similar al 'sondeo' de entonces: una victoria de Biden por 3 puntos. Pero, incluso aunque el empate técnico se rompa a favor de Sanders por la mínima, en lo importante, los delegados, apenas sacará ventaja alguna, ya que se reparten proporcionalmente. El senador tiene que ganar a lo grande si quiere remontar los 80 representantes de ventaja que le saca ya Biden.

¿Última oportunidad?

Y lo peor para el senador es que el resto de estados que votan hoy difícilmente podrán salvarle. Misuri y Misisipi, estados con una población negra y rural muy relevante, parecen diseñados a propósito para favorecer a Biden. Idaho y Dakota del Norte, donde sí podría ganar, sumados otorgan apenas 34 delegados, menos de la mitad de los que reparte Misisipi por sí sola. Y las votaciones entre los simpatizantes demócratas que viven en el resto del mundo, un misterio imposible de encuestar, ofrecen apenas otros 13 delegados.

Y lo peor para él es que es difícil saber dónde podría empezar a remontar el senador izquierdista si no lo hace hoy. Entre los estados que votan la semana próxima, en Florida, donde Sanders recibió ya muchas críticas ya el mes pasado por sus comentarios sobre Fidel Castro, se prevé un triunfo arrollador de Biden por una mayoría 'a la búlgara', y hay dudas de que Sanders alcance siquiera la barrera del 15% para recibir alguno de sus 219 delegados. Ohio e Illinois votarán con un patrón similar al de Michigan, ya que tienen poblaciones similares. Georgia (24 de marzo) y Luisiana (4 de abril) son otros estados negros del sur donde Biden tiene garantizado arrasar. Y ya apenas hay más votaciones importantes hasta el 28 de abril, cuando ya puede ser demasiado tarde para que su candidatura muestre señales de vida.

Así todo, Sanders tiene este martes su última gran oportunidad. Si gana en Washington y Michigan, aún podría sacudir la carrera y aferrarse a ella hasta el final. Pero si pierde en ambas, el mensaje estará claro: los demócratas ya han decidido, y quieren a Biden.

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