No habrá atajos para la crisis de la deuda que atenaza a Argentina desde la toma de posesión del nuevo Gobierno. Después de que la directora gerente del Fondo, Kristalina Georgieva, repitiera el domingo en una entrevista que el organismo no aceptará una quita de la deuda de 44.000 millones de dólares del país, lo que prohíbe sus estatutos, las negociaciones entre ambas partes se están centrando en recortes de gasto público, mientras se espera que los acreedores privados tengan que sufrir una mayor parte de la reestructuración.
La pasada semana, la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, acusó al FMI de haber roto sus estatutos al "prestar dinero para financiar la evasión de capitales", que es como califica el préstamo de 44.000 millones de dólares del Fondo al Gobierno del expresidente Mauricio Macri. Este lunes, en una entrevista con Radio 10, el presidente actual, Alberto Fernández, suscribió las declaraciones de su número dos e insistió en que el FMI debe aceptar una quita para compensar la entrega "ilegal" del préstamo.
Pero el FMI no parece que vaya a dar su brazo a torcer, lo que obliga a Buenos Aires a hacer concesiones si quiere avanzar. Por un lado, el Gobierno promete que tendrá un superávit fiscal primario -antes del pago de intereses- para el año 2026. A eso le añadirá el compromiso de un superávit en la balanza comercial de entre 18.000 y 25.000 millones de dólares al final de los cuatro años. Y finalmente intentaría llevar adelante la extracción de petróleo y gas de esquisto (shale) del yacimiento de Vaca Muerta, donde se calculan que hay 16.000 millones de barriles de crudo y que puede dar unos 5.000 millones de dólares anuales en ingresos una vez en marcha.
A cambio de estas concesiones, el FMI aceptaría aplazar el incio de los vencimientos y negociar un calendario más amplio, sin exigencias de más reformas estructurales. Pero una figura podría salir peor parada: los inversores privados, con los que el Gobierno empezará a negociar una vez termine la misión del FMI este miércoles.
Quita más dura
El ministro de Economía, Martín Guzmán, presentará sus planes concretos en la segunda semana de marzo. Pero los mensajes que lanza el Ejecutivo es que los bonistas privados tendrán que aceptar la quita que el FMI no acepta y condiciones mucho más duras que las del organismo internacional.
Sin ir más lejos, el diario británico Financial Times publicó un editorial este lunes en el que criticaba "la falta de concreción" del plan del Gobierno para salir de la crisis de deuda. "La mayoría de los países que se enfrentan a la reestructuración presentan un plan económico detallado y se comprometen a establecer objetivos claros para conseguir el apoyo del FMI y de los acreedores. Argentina ha decidido no revelar su estrategia", critica.
En el último caso, en la mesa está aún la posibilidad de declarar un default, similar al que el actual presidente, Alberto Fernández, gestionó cuando fue jefe de gabinete de Néstor Kirchner. La diferencia es que entonces la crisis estaba ya en marcha antes de llegar, mientras que ahora tendría que terminar de desatarla desde la Casa Rosada.