Internacional

El coronavirus obliga a China a poner a prueba el mayor experimento de teletrabajo del mundo

  • Lejos de ser un privilegio, trabajar desde casa se ha convertido en una necesidad
  • Las fábricas y los centros de coworking son los principales afectados por este escenario
Getty Images.

Lejos de ser un privilegio, trabajar desde casa se ha convertido en China en una necesidad. El brote de coronavirus, que ya ha acabado con la vida de más de 400 personas y ha contagiado a cerca de 20.500, ha provocado que miles -millones- de trabajadores estén poniendo a prueba el mayor experimento laboral de los últimos años. | En directo: el minuto a minuto del brote que mantiene en vilo al mundo.

"Es una buena oportunidad para probar el trabajo desde casa a gran escala", ha señalado Alvin Foo, director gerente de Reprise Digital, una agencia de publicidad de Shanghái con 400 empleados, a la agencia Bloomberg. "Obviamente, no es fácil para una agencia de publicidad creativa que hace una gran lluvia de ideas en persona", ha reconocido la empresa, que ha añadido que "surgirán muchos chats de video y llamadas telefónicas".

Y es que, los teletrabajadores están a punto de convertirse en ejércitos. Por el momento, la mayoría de ciudadanos chinos todavía están de vacaciones por el Año Nuevo Lunar, pero a medida que las compañías locales comienzan a reiniciar las operaciones, es probable en breve empiece el experimento.

Algunos empresarios temen que el éxodo de la oficina disminuya la productividad, aunque existen evidencias de que lo contrario. Si bien, un estudio de 2015 de la Universidad de Stanford en California demostró que el rendimiento de los empleados del centro de atención telefónica de la agencia de viajes china Ctrip aumentó en un 13% cuando trabajaban desde casa debido a menos descansos y entornos laborales más cómodos.

Las fábricas, ante un reto durísimo

Dentro de esta prueba de fuego, las fábricas enfrentan el más duro de los retos. Casetify, fabricante de carcasas para móviles, esperaba tener el mejor año de su historia empresarial con el objetivo de duplicar sus ventas. Sin embargo, las cosas han cambiado y la firma con sede en Hong Kong y 150 empleados tendrá que empezar a replantear sus previsiones. 

La propagación del virus desde la ciudad de Wuhan ha llevado a muchas fábricas a no producir el material que necesita Casetify y, aunque la empresa ha mandando a sus empleados a trabajar desde casa, las ventas de la firma ya se han hundido. La compañía ha asegurado que tiene stock extra para 30 días, pero más allá no cuenta con un 'plan b' si las fábricas no vuelven a abrir pronto. "El espectáculo debe continuar de alguna manera", ha indicado el director ejecutivo de Casetify, Wes Ng, que ha estado conectado a un portátil en un apartamento que comparte con su esposa y su hijo de nueve meses.

Con todo, la peor parte se la llevan los espacios de coworking. Un concepto que ha proliferado en los últimos años en las principales ciudades chinas en gran parte por la aparición de nuevas empresas tecnológicas y el aumento de los precios de los alquileres.

Pero, no solo las oficinas. Los ciudadanos chinos evitan a toda costa los lugares comunes. En este apartado entran también los gimnasios. "El miedo contagio tendrá un impacto duradero en nuestro negocio", ha asegurado Fenix Chen, propietario del gimnasio de Shanghái, que ha decidido retrasar la apertura de su local hasta el 10 de febrero.

En el ámbito financiero, Bloomberg también hace referencia al parón en las salidas a bolsas y en las operaciones corporativas. La agencia calcula que el valor de las transacciones en los primeros 30 días de este año ha sido la mitad del año pasado. "Lo peor está por venir", ha considerado Nomura. 

El banco japonés ha previsto un golpe más severo a la economía de China en el corto plazo si se compara con el SARS en 2003.

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