No hay vuelta atrás. El presidente del Comité de Justicia de la Cámara de Representantes de EEUU anunció este martes que presentarán cargos contra el presidente, Donald Trump. Si el pleno lo acepta, el magnate se enfrentará a las acusaciones de abuso de poder y obstrucción a la justicia por el intento de chantajear a su homólogo ucraniano y usarle para atacar al candidato favorito de los demócratas para 2020, el exvicepresidente Joe Biden.
"Estamos aquí porque el abuso de su cargo [por parte de Trump] no nos ha dejado otra opción", dijo Adam Schiff, presidente del Comité de Inteligencia. "Las pruebas de su culpabilidad son irrefutables y aplastantes. Si esperásemos o no hiciésemos nada, estaríamos dejándole hacer trampas en las próximas elecciones, otra vez", concluyó.
El proceso será muy rápido. Este jueves, el comité que dirige Nadler votará si eleva a pleno las acusaciones. Y si se aprueba, como parece ya inevitable, será la Cámara, de mayoría demócrata, la que decidirá si imputar oficialmente al presidente, previsiblemente a principios de la próxima semana. Una vez imputado, el caso pasaría al Senado, donde los 100 miembros de la Cámara Alta -mayoritariamente republicanos- actuarían como tribunal, bajo la dirección del presidente del Tribunal Supremo, John Roberts. Si 67 votaran a favor de declararle culpable, Trump sería destituido y reemplazado por su vicepresidente, Mike Pence.
Efecto político
El anuncio, un shock en Washington pese a que se daba por hecho desde que la presidenta de la Cámara Baja, Nancy Pelosi, diera la luz verde la semana pasada, deja casi listo lo que sería el cuatro caso de 'impeachment' (juicio político) a un presidente del país por "altos crímenes y delitos". De sus predecesores, dos fueron absueltos -uno por apenas un voto- y un tercero, Richard Nixon, dimitió ante la evidencia de sus actos.
No parece muy probable que Trump caiga esta vez, dado que es casi imposible que 20 republicanos rompan filas y voten en su contra. Pero el movimiento es más bien político: Trump y sus defensores son incapaces de justificar sus acciones y prefieren hablar de conspiraciones o de acusar a los demócratas de "haber querido echar a Trump desde un principio". Y un puñado de senadores republicanos de estados clave tendrán que justificar su decisión el próximo mes de noviembre ante sus electorados locales, opuestos al presidente. La campaña electoral del 2020 empieza oficialmente ya.