El primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, ha acudido este miércoles al Palacio de Buckingham para una reunión con la reina, Isabel II, que marca el inicio formal de la campaña para las elecciones parlamentarias del 12 de diciembre. El inicio está siendo de lo más accidentado para el premier en funciones con la dimisión de un ministro, comparando con Stalin al líder de la oposición y pidiendo perdón por las meteduras de pata del jefe de su grupo parlamentario, Jacob Rees-Mogg.
Johnson busca la mayoría absoluta en las elecciones del próximo 12 de diciembre para no encontrar obstáculos para sacar adelante el Brexit antes del 31 de enero. El Partido Conservador parte de nuevo como favorito, con una ventaja sustancial frente a laboristas y liberaldemócratas. Pero Theresa May, su antecesora, también partía de favorita en las elecciones de 2017, con un margen mucho más grande aún. Y, como ya le pasó a ella entonces, el gran riesgo de convocar elecciones para intentar resolver el Brexit era que la campaña acabase girando en torno a cualquier asunto salvo ese.
Johnson ha arrancado la campaña con toda la artillería contra su principal competidor, el líder del partido laborista, Jeremy Corbyn, en un artículo en el Daily Telegraph, el periódico en el que lleva décadas trabajando. "Fingen que su odio se dirige solo a ciertos multimillonarios y señalan a individuos con un entusiasmo y una venganza no vistos desde que (Josef) Stalin persiguió a los kulaks", ha escrito Johnson, en alusión a los agricultores prósperos bajo el régimen soviético.
Además ha defendidoque no era partidario de elecciones anticipadas, "especialmente en diciembre", pero "no había otra opción". "Solo materializando el Brexit en las próximas semanas podremos centrarnos en todas las prioridades de la ciudadanía británico", ha explicado.
Ya junto a Downing Street y tras verse con la reina, el primer ministro ha pedido el voto a los ciudadanos para "conseguir el Brexit", porque la "alternativa" consiste en "pasar todo 2020 en un show de los horrores con más retrasos". Los laboristas, ha añadido, convocarían dos referéndums, el del Brexit y otro sobre la independencia de Escocia.
Pero la campaña 'tory' ha arrancado con problemas, después de que Jacob Rees-Mogg se viese obligado a pedir disculpas el martes tras acusar a las víctimas del incendio de la Torre Grenfell de Londres, que sacudió la capital en en 2017, de haber muerto calcinadas por no "tener sentido común". En su opinión, las 71 víctimas dabían haber desoído las instrucciones de los Bomberos y abandonado el edificio.
Antes de disculparse, sin embargo, el diputado Andrew Bridgen salió a defenderle y acabó en un jardín más grande aún. Bridgen dijo que Rees-Mogg es "más listo" que los residentes del edificio -en su mayoría, personas de pocos recursos que habían recibido vivienda protegida-, y que por eso habría sabido que las instrucciones de los Bomberos eran equivocadas. Bridgen tuvo que disculparse también.
Líos en el Gobierno
Por si eso no fuera suficiente, Johnson ha sufrido también este miércoles una dimisión, la del responsable para Gales, Alun Cairns, que ha abandonado el cargo tras ser acusado de mentir sobre el supuesto sabotaje de uno de sus asesores a un juicio por violación. "Es un tema muy sensible y, en vista de las especulaciones continuas, escribo para presentar mi dimisión", ha explicado por escrito.
Y el martes, el ministro de Finanzas, Sajid David, ya tuvo sus más y sus menos con el jefe de la Administración Pública, Mark Sedwill, que rechazó publicar el análisis del coste del programa laborista realizado por el ministerio económico. David esperaba desacreditar así el aumento del gasto público que promete Corbyn como impagable, pero Sedwill lo prohibió por ser un acto claramente político, ante la furia del ministro.
Entre los periodistas, las imágenes que más vienen a la cabeza estos días fue la desastrosa campaña de May, llena de errores garrafales y un programa que tuvo que cambiar sobre la marcha después de que una de sus promesas -cobrar a los mayores por el gasto público que generan a los servicios sociales- despertara críticas generalizadas. Por el momento, la campaña solo acaba de empezar y Johnson no parece haber escogido el pie correcto.