Internacional

Las dos únicas vías para que el Parlamento apruebe el sábado el acuerdo del Brexit de Johnson: referéndum o cesiones

  • Si acepta un referéndum, tendrá garantizados los votos para aprobarlo
  • Si no, tiene que convencer a dos bandos enfrentados de cosas opuestas

La firma del acuerdo con la UE abre la puerta a un Brexit ordenado el 31 de octubre, justo a tiempo para cumplir la promesa que Boris Johnson había hecho "a vida o muerte". Pero enfrente tiene el mismo problema que hundió a su predecesora, Theresa May: un Parlamento fragmentado en el que no hay mayorías para ninguna solución del Brexit. Y después de confirmar que el único partido afín a los 'tories', los norirlandeses del DUP, votará en contra, sus pocas salidas pasan por aceptar un segundo referéndum, exigencia clave de la oposición, o lanzar una lluvia de concesiones y amenazas a los pocos diputados dispuestos a cambiar el sentido de su voto.

El gran problema de Johnson es que la pérdida de su mayoría absoluta y la negativa de sus únicos aliados a apoyarle hace imposible aprobar el acuerdo sin contar con unos cuantos votos de la oposición. Y cuantos más radicales de sus propias filas se mantengan en el 'no' confiando en provocar una salida sin acuerdo, como ya dejó caer uno de los autodenominados 'espartanos', el exlíder 'tory' Iain Duncan Smith, más votos tendrá que captar de la bancada de enfrente.

Así, la vía más fácil para obtener el apoyo mayoritario es aceptar celebrar un segundo referéndum. Los liberal-demócratas, con una veintena de diputados, han anunciado que estarían dispuestos a votar a favor del pacto bajo esa condición. Los laboristas tienen el referéndum como parte de su programa electoral, así que no debería haber ninguna objeción de su parte tampoco. Las quejas llegarían de sus propias filas y de sus rivales por la derecha, el Partido del Brexit del populista Nigel Farage, pero al menos el acuerdo se aprobaría de forma condicional. El coste político sería extraordinario, pero evitaría el rechazo de su propuesta.

De hecho, todo indica que los diputados a favor de un segundo referéndum intentarían imponerlo de todas formas la próxima semana, ya sea como condición para ratificar el acuerdo de forma definitiva si se aprueba la votación de este sábado, o como única salida al bloqueo si fracasa, para justificar la petición de una nueva prórroga a Bruselas.

Conquista a tres bandas

Si esa condición es un paso demasiado lejos para él, su única opción es un equilibrio a tres bandas. Tiene que, por un lado, conseguir los votos de los 'espartanos'; por otro, mantener el apoyo de los diputados a los que expulsó del partido hace un mes; y, por último, conquistar a la veintena de laboristas que están dispuestos a apoyar un acuerdo.

La complejidad de este objetivo queda clara por la diferencia de objetivos de cada uno de los grupos. Mientras algunos de los radicales 'tories' creen que el acuerdo es demasiado blando, los rebeldes expulsados por Johnson lo tachan de demasiado duro. La amenaza de que rechazar el acuerdo llevará a una salida caótica puede hacer temblar a los segundos pero animar a los primeros a votar en contra, dado que eso es precisamente lo que desean.

Tendría que convencer a los que quieren salir de que rechazar el acuerdo significará permanecer en la UE, y a los que quieren quedarse de que causaría una salida caótica

Por último, hay un puñado de laboristas estarían dispuestos a ceder, pero solo si se suma el DUP -lo que está descartado- o si Johnson les inunda con concesiones de todo tipo. Y ahí puede haber de todo: desde aprobar garantías vinculantes de que el Reino Unido mantendrá los estándares de derechos laborales europeos o superiores, hasta subir el salario mínimo a 1.200 libras mensuales, entre otras posibilidades. Una serie de concesiones que podrían empezar a llover en las próximas horas si el primer ministro no ve otra alternativa.

La última carta en la manga es jugar a la presión a dos bandas. Convencer a los que quieren salir de que rechazar el acuerdo significará permanecer en la UE, y a los que quieren quedarse de que Bruselas no aceptará otra prórroga y llevará al Reino Unido a la salida caótica. Para ello, puede apuntar a las declaraciones del presidente de la Comisión Eiropea, Jean-Claude Juncker, que dijo que "no hacen falta más prórrogas si ya hay un acuerdo", para insistir en que la UE no dará más oportunidades -lo cual no es del todo cierto, ya que si se rechaza el acuerdo, "habría una nueva situación"-. Y, a la vez, dirá a los 'espartanos' que, si no se aprueba este acuerdo, lo único que queda sobre la mesa es el segundo referéndum. Un delicado equilibrio del que nadie sabe si Johnson será capaz. May ya lo intentó tres veces y acabó como acabó.

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Comentarios 1

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CAC@CNBMW
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Corrección, corrección!! Si no te timan bajando, te aplican la comisión!! jaja

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