
La catástrofe que vive Venezuela sigue batiendo récords históricos. Este pasado mes de septiembre fue uno especialmente negativo: el país con mayores reservas petroleras del mundo apenas vendió 495.000 barriles, un mínimo que no se había visto desde 1950, poco después de la II Guerra Mundial.
Estas cifras, obtenidas a partir de los datos de rastreo de barcos compilados por Bloomberg, suponen que el desplome ha llevado su producción a menos de la mitad de los 1,19 millones de barriles que producía en el último trimestre de 2018, cuando EEUU impuso sanciones a la petrolera estatal PDVSA. La prohibición de trabajar en territorio estadounidense le supuso la pérdida automática del 37% de su mercado. Y sin poder operar en dólares, la empresa está en los márgenes del mercado mundial y obligada a usar criptomonedas, con las que ya no sabe qué hacer. Este mes de septiembre, las exportaciones a China cayeron un 75% ante el riesgo que supone operar con PDVSA incluso para la petrolera estatal china, CNPC.
La anterior cifra mínima de producción venezolana, de 1950, estaba fijada en 488.962 barriles de media anual. En aquel momento, sin embargo, la población era de apenas una sexta parte de la actual, 5 millones de habitantes frente a los algo más de 30 que viven allí ahora.
Un depslome de este nivel no se vio ni durante las grandes huelgas contra el Gobierno de Hugo Chávez que paralizaron el país en 2002-2003. El llamado "paro petrolero", que propició la toma de control de PDVSA por parte de funcionarios leales al presidente bolivariano y el despido de la mitad de sus empleados, tocó suelo en 630.000 barriles diarios.
Dado que la venta de petróleo es la principal fuente de divisas del Estado, y prácticamente su única industria aún en funcionamiento, esta caída probablemente suponga una aceleración del hundimiento del PIB del país. El julio, las estimaciones del FMI eran que la economía del país se contrajera un 35%, una estimación que puede quedarse corta a este ritmo.