Internacional

Boris Johnson suplica una moción de censura y la oposición se la niega mientras que no prorrogue el Brexit

  • El primer ministro acusó a la oposición de 'traicionar al pueblo'
  • El líder de los nacionalistas escoceses: "¿No tiene vergüenza? Dimita"

El mundo al revés. El primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, llegó este miércoles al Parlamento a pedir a la oposición que presentara una moción de censura contra él. Y sus rivales, que están deseando echarle, rechazaron su oferta porque no se fían de él. Todo ello en una sesión llena de ruido y furia en la que Johnson buscó pintar a la oposición como 'enemigos del pueblo', al que prometió "no traicionar".

Entre gritos ensordecedores de "mentiroso" o "ve a la cárcel" y con un discurso lleno de furia, el primer ministro acusó, a la mayoría del Parlamento de "tener un deseo obsesivo de detener el Brexit" y "sabotear las negociaciones con la UE" y se aferró a la idea de que "la gente ve lo que está pasando y quiere que cumplamos nuestra promesa y haya un Brexit el 31 de octubre, pasemos página y hablemos de sanidad y crimen". "Lo que quieren es cancelar el primer referéndum y convocar un segundo", denunció. Y, por ello, "en vez de dejar hablar a la gente" en unas elecciones, "corrieron a los tribunales" para anular la suspensión del Parlamento, "en una decisión política y equivocada".

Por ello, exigió al líder de la oposición, Jeremy Corbyn, que "no esquive una moción de censura. ¿De verdad quiere ser primer ministro? ¿O es que quiere que haya un Gobierno 'tory'?". Tan poca confianza tenía en que los laboristas aceptaran su oferta que la amplió a cualquier partido que quisiera presentarla.

La respuesta de Corbyn fue durísima. Empezó tachando sus palabras de "nulas, sin efecto y que deberían ser canceladas", copiando la sentencia del Supremo sobre su decreto de cierre del Parlamento. "Este primer ministro que se cree fuera de la ley debería haber tenido algo de honor y dimitir", insistió. A continuación recitó todas las preguntas que tenía acumuladas de las sesiones de control no celebradas en estas semanas, desde las preparaciones para un Brexit sin acuerdo a una acusación de que Johnson pagó dinero a una amiga cuando era alcalde de Londres. Johnson no respondió a las preguntas, sino que, entre aplausos de su grupo, acusó a Corbyn de "estar secuestrado por la Stasi del Partido Laborista"

Pero la clave es que Corbyn anunció que no caería en su trampa: "Si quiere unas elecciones, solo tiene que hacer una cosa: pida una extensión del Brexit a Bruselas y tendremos las elecciones". El portavoz de los nacionalistas escoceses, Ian Blackford, fue más duro aún: "¿No tiene vergüenza? Es despreciable cómos e dirige a los diputados, que hacen lo posible por representar a sus electores, y usa términos como 'rendición'. Tenga dignidad y dimita". Pero, al igual que Corbyn, anunció que solo presentarían una moción de censura "cuando tengamos la garantía de poder nombrar a un nuevo primer ministro interino que evite una salida sin acuerdo".

El resultado es que Johnson sigue atrapado en su laberinto infernal: esta misma tarde prometió "cumplir la ley" que le obliga a pedir una prórroga al Brexit el 20 de octubre y, a la vez, salir sin acuerdo el 31 de octubre "si es necesario". La oposición no está dispuesta a salvarle el pellejo. Y su única esperanza es movilizar a "el pueblo" que "quiere el Brexit" contra "los diputados antidemocráticos" que "se han rendido a Bruselas". Unas palabras que hacen temer unas elecciones bañadas en populismo y división. Pero la oposición dejó clara una cosa: no serán hasta noviembre, cuando Johnson haya tenido que escoger cuál de sus dos promesas contradictorias prefiere romper.

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