Internacional

Francia cree que el Brexit sin acuerdo es lo más probable e insiste en que Reino Unido deberá pagar su deuda con la UE

  • El comisario de Agricultura de la UE acusó a Johnson de "jugar" con la paz
  • Merkel ofrece 30 días a Londres para que presente una alternativa al backstop
Banderas de Reino Unido y Francia. Foto: Dreamstime

Malos augurios para el primer ministro británico, Boris Johnson, al comienzo de su gira por las grandes capitales europeas para hablar del Brexit antes de la cumbre del G7 este fin de semana. Poco antes de comenzar su reunión con la canciller alemana, Angela Merkel, el Gobierno francés advirtió de que las conversaciones de Johnson no llegarían a nada y de que una salida caótica no le eximiría de tener que pagar las deudas con la UE reconocidas por Londres.

"El escenario central es un Brexit sin acuerdo", dijeron fuentes del Elíseo, citadas por Bloomberg. Según el Gobierno francés, las exigencias de eliminar la salvaguarda de la frontera de Irlanda no hacen sino bloquear cualquier debate, ya que las garantías son necesarias para mantener la paz en el conflictivo territorio.

Francia también advirtió de que una marcha sin acuerdo supondría aplicar controles fronterizos a los bienes británicos, no como "castigo" sino simplemente aplicando las leyes para países ajenos a la UE, lo que le convertirá en "el más afectado" por su marcha. Y señalaron que marcharse dando un portazo no haría desaparecer la deuda de 41.000 millones de euros que Reino Unido ha contraído con la UE y que Londres se comprometió a pagar en el acuerdo de salida. "La idea de que no habría obligaciones contractuales, como si Reino Unido no hubiera sido nunca miembro de la UE, no existe". El pago de esa factura sería una parte obligatoria de cualquier futuro acuerdo comercial entre ambos, apuntaron.

Johnson debe mover ficha

Algo más amigable fue su llegada a Berlín. Johnson y Merkel ofrecieron una rueda de prensa en la que la canciller alemana mostró un tono más positivo pero sin dar grandes pasos en el contenido. El primer ministro británico insistió en eliminar la salvaguarda, y se mostró convencido de que el la UE, "los acuerdos llegan en la recta final". Merkel dijo que si Johnson mostraba nuevas ideas, podrían solucionar el problema "en 30 días".

La canciller alemana, Angela Merkel, con el primer ministro británico, Boris Johnson. EFE

Sin embargo, hasta ahí llegaron los avances. Merkel defendió la necesidad de tener la garantía para el conflicto irlandés, y puso en el lado británico la responsabilidad de proponer nuevas ideas que no hubieran sido ya rechazadas, como todas las soluciones tecnológicas presentadas por Londres durante 2018. También recalcó que solo están dispuestos a abrir la declaración política sobre la relación futura de ambas partes y no el acuerdo ya rubricado. Y terminó recordando que podrán buscar soluciones distintas si Reino Unido cambia su idea de cómo relacionarse comercialmente con la UE tras su marcha para optar por una mayor cercanía, algo que parece casi imposible a estas alturas.

Horas antes, el comisario de Agricultura de la UE, el irlandés Phil Hogan, había acusado a Johnson de "jugar" con la estabilidad de Irlanda del Norte sin haberse sometido a unas elecciones, y dejó claro que "una ruptura sin acuerdo tendría consecuencias sobre un tratado comercial futuro".

En una entrevista con la cadena ITV el martes, Johnson reconoció que no tenía planes alternativos para solucionar el problema de la frontera irlandesa, más allá de culpar a su predecesora, Theresa May, de no haber sido más dura en las negociaciones, y de culpar a la UE si finalmente se veía obligada a implantar una frontera física. El tabloide The Sun reveló que una de las propuestas que circulan por Downing Street es pedir a Irlanda que abandone el mercado común europeo y adopte los estándares británicos, un plan rechazado rotundamente por Dublín y que el propio Gobierno británico desmintió por la mañana de este miércoles.

Por otra parte, el ministro del Brexit, Stephen Barclay, anunció el martes que su país empezaría la marcha de las instituciones europeas al más alto nivel, retirando a sus diplomáticos y representantes de Bruselas. A partir de ahora, y hasta que se haga efectiva la salida, el voto británico en las reuniones de la UE será ejercido por Finlandia.

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