Internacional

Bernie Sanders y Elizabeth Warren: aliados contra los centristas y rivales por liderar la izquierda de EEUU

  • Warren se acerca a Trump en el "patriotismo" de los acuerdos comerciales
Bernie Sanders y Elizabeth Warren, en el debate. Foto: Reuters.

Son dos de los favoritos para enfrentarse a Donald Trump. Sus propuestas políticas son lo suficientemente parecidas como para ir de la mano en muchos asuntos y no atacarse en el resto. Bernie Sanders y Elizabeth Warren, los dos aspirantes más izquierdistas a presidir EEUU, llevan meses ocupando el segundo y el tercer puesto en las encuestas de las primarias del Partido Demócrata. El martes, en el segundo debate, ambos estuvieron en el centro del escenario, lado a lado, defendiéndose como aliados de los ataques del resto de aspirantes. Pero sus diferencias y sus disputas revelan la tensión que divide a la izquierda estadounidense y a los demócratas en particular.

Las posiciones de ambos son bastante parecidas: aumentar los impuestos a las rentas más altas, implantar un sistema de sanidad pública, aprobar leyes contra el cambio climático, endurecer la vigilancia de las empresas más grandes -y, si es necesario, trocearlas-, subir el salario mínimo, eliminar la deuda estudiantil, dar a los trabajadores más control sobre sus empresas, mejorar el proceso electoral y controlar el uso de armas. En ambos casos, el programa de máximos de la izquierda estadounidense.

Pero sus diferencias son clave. Warren insiste en que apoya el capitalismo "hasta la médula" y quiere "salvarlo" de sus peores impulsos, mientras que Sanders se declara abiertamente un socialista. Warren se propone robar la bandera de Trump en el comercio internacional, pidiendo un "patriotismo económico" que defienda los intereses de los trabajadores estadounidenses (aunque desde perspectivas izquierdistas), mientras que Sanders es mucho más parco en este tema. Y mientras que la senadora por Massachussetts se presenta como la candidata tecnocrática que tiene "un plan para todo", el senador por Vermont apuesta por ser el tribuno de los trabajadores y las clases bajas.

Aunque quizá la diferencia más reveladora es su posición respecto al propio Partido Demócrata. Mientras que Sanders se declara independiente y ha construido su carrera en oposición al "establishment", incluso el del partido que quiere liderar, Warren apuesta por ser una soldado más del grupo. "Me dejaré el alma para que gane el candidato de nuestro partido y para que controlemos el Congreso", prometió entre aplausos en el debate. Mientras Sanders pide una revolución que arrase con Washington y todas las estructuras políticas existentes, Warren prefiere centrarse en mejorar lo que ya hay, una posición que los más radicales tachan de 'moderada' pero que cuenta con menos resistencia institucional.

El resultado es que, pese a tener objetivos parecidos, los dos grandes candidatos izquierdistas no tienen visos de unirse. Sus seguidores son muy diferentes: mientras Warren tiene el apoyo de las mujeres de clase media con título universitario, Sanders se apoya en los jóvenes, los negros y los trabajadores blancos más desfavorecidos. Y su votante es, también, el más intransigente: al igual que muchos se negaron a apoyar a Hillary Clinton en 2016, ahora otros tantos prometen que "Bernie o nada".

Pero ambos pueden tener el mismo punto débil: los militantes demócratas quieren, mayoritariamente, a un candidato que les garantice vencer a Donald Trump, por aburrido que sea. Y la mejor forma, según todos los expertos en política, es presentar a un político moderado y con experiencia, que no asuste a nadie y se haga con el centro. Y ese es, en este caso, el exvicepresidente Joe Biden, favorito en todas las encuestas para convertirse en candidato y, en los pocos sondeos que se han hecho hasta ahora, para ganar a Trump en un hipotético cara a cara en 2020.

La mayor pregunta es si uno de los dos es capaz de plantarle cara a Biden y ampliar su atractivo más allá de la izquierda

En el debate del martes, en el que participaban la mitad de los candidatos, los dos izquierdistas se dedicaron a enfrentarse a las críticas de seis aspirantes centristas, prácticamente todos invisibles en las encuestas y en la campaña. Warren le espetó al exdiputado John Delaney que no entendía por qué alguien querría presentarse a presidente "para decir que no podemos hacer tal cosa o que no deberíamos luchar por tal otra". Y Sanders atacó al también diputado Tim Ryan por insistir en que el veterano senador no entendía el contenido del proyecto de sanidad pública cuando "yo escribí la maldita ley".

Aun así, la mayor pregunta es si uno de los dos es capaz de plantarle cara a Biden y ampliar su atractivo más allá de la izquierda. Warren, por lo menos, es una senadora leal y una fuente inagotable de proyectos legislativos que cualquier presidente querría tener a mano. Pero manejar a los 'sanderistas' parece algo que, hasta ahora, nadie sabe cómo hacer salvo su líder. Todas las miradas están puestas en el debate que, tarde o temprano, seguramente enfrentará a los tres y que puede marcar la segunda parte de la campaña.

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