Valencia
La Autoridad Portuaria de Alicante había anunciado en marzo un resultado provisional de 3,1 millones de euros para el ejercicio 2024. Sin embargo, cuando las cuentas finalmente han pasado por el consejo de administración este mes, el beneficio final ha sido mucho menor, apenas 0,4 millones de euros.
El motivo son las dudas sobre la viabilidad de uno de sus proyectos estelares para la zona de ocio del puerto: una isla artificial sobre el agua destinada a albergar un local de restauración con casi 700 metros cuadrados de superficie.
Las duda sobre que la isla que se ha construido pueda utilizarse han obligado a recoger una dotación de 2,7 millones de euros en sus cuentas ante posibilidad de que tenga que demoler la estructura construida y que nunca ha llegado a utilizarse.
Según explicó la propia Autoridad Portuaria tras su último consejo, en las cuentas "se ha incluido un ajuste contable vinculado al deterioro del activo" correspondiente a la estructura fija de esa isla ubicada en la bocana "por un importe de 2,7 millones de euros". Una cifra que, según el puerto, "contempla la posibilidad de su demolición y, por tanto, del deterioro 100% del valor de lo invertido".
En el propio comunicado también apunta que eso "no excluiría las posibles "acciones legales oportunas frente al contratista" que le permitiesen recuperar parte o todo el dinero.
Riesgo de hundirse
Precisamente el puerto de Alicante adjudicó en 2022 la obra de la estructura de esa isla sobre unos pivotes en la bocana de entrada al puerto deportivo en la zona portuaria más cercana a la ciudad. Una adjudicación con la que se hizo Vías y Construcciones, del grupo ACS, por algo más de 2 millones de euros con un plazo inicial de 5 meses.
Además, para gestionar el futuro espacio de restauración y ocio la Autoridad Portuaria también licitó una concesión que quedó en manos de la unión Temporal de Empresas Alicante Gastronómica y Restaura Gestión Forty. Estas empresas serían también las encargadas de levantar el local sobre la isla artificial así como de gestionar la embarcación que llevaría a los clientes a la misma.
Las obras de la plataforma deberían haber estado acabadas en el propio año 2022, pero cuando en teoría ya se estaban finalizando, uno de los pilares de la isla cedió. Eso obligó a realizar trabajos para reforzar la estructura, pero las dudas sobre si la isla artificial será capaz de aguantar el edificio previsto para cafetería, restaurante y coctelería siguen sin resolverse dado que nadie asume realizar una prueba de carga.
La Autoridad Portuaria no ha aceptado la entrega de la obra como pretendía la empresa constructora y todo apunta a una batalla legal entre la constructora y la institución portuaria, que ya ha reconocido que demoler la estructura actual es una de las opciones que baraja.