
Se acerca el final de la disputa en Sando, una de las principales constructoras de Andalucía. La compañía está cerca de poner fin al pulso que mantenía con la banca tras meses de negociaciones con sus acreedores en las que Bank of America ha estado entre los principales interlocutores. Tras haber sondeado a distintos candidatos para que tomaran una futura participación (40%) que la banca tenía como garantía para convertir en capital, la familia Sánchez Manzano, fundadora de la empresa, ha llegado a un acuerdo para que sea ella quién asuma dicha participación y mantenga el control total de la firma.
Las entidades y la compañía fundada por José Luis Sánchez Domínguez, consejero delegado de Sando, han apurado hasta el último momento el calendario, que fijaba este mes de marzo como fecha última para llegar a un acuerdo. Fuentes consultadas por este periódico matizan que el trato no está cerrado de manera definitiva, si bien no se esperan giros en los acontecimientos. Sando declinó hacer comentarios a las preguntas de 'elEconomista.es'.
El escollo principal hasta el momento era acordar un precio por el tramo de deuda que debía cancelarse. Algunas voces apuntan a que el rango de este tramo oscilará finalmente entre los 18 y 22 millones de euros. Al margen de Bank Of America, los acreedores de Sando son principalmente tres entidades financieras nacionales: CaixaBank, BBVA y Banco Santander.
De no haber llegado a un acuerdo, la alternativa pasaba por buscar comprador para este paquete de financiación convertible en capital, que podía terminar siendo del 40% del capital. Las partes han tratado en estos últimos meses de buscar un comprador para este bloque de títulos, si bien finalmente ninguno de los candidatos, que ha analizado con mayor o menor interés esta oportunidad, se ha decantado para entrar a ser socio de la constructora con una minoría en el capital.
A falta de conocer cómo la compañía terminó 2024, las últimas cuentas de Sando muestran que su cifra de negocio en 2023 creció a doble dígito (13%), hasta los 295 millones de euros, frente a los 261 millones de euros del ejercicio 2022. El resultado consolidado fue positivo en 41,02 millones de euros (los beneficios del ejercicio anterior fueron de 12,22 millones de euros).
Esta ha sido la primera gran negociación de la compañía con la banca tras la pandemia. La anterior se llevó a cabo en 2019, cuando la constructora redujo su deuda desde cerca de 600 millones de euros hasta los 77,7 millones con un nuevo préstamo sindicado a seis años. Aquel acuerdo contaba con un tramo senior (49,8 millones) y otro participativo (27,9 millones). El calendario de amortización estaba ligado a compromisos de desinversión.