
Las 'Torres de la Luz de Cádiz' son parte esencial del paisaje de la Bahía. Están allí desde 1961. Una en Puntales (Cádiz) y la otra en Matagorda (Puerto Real), separadas por algo más de un kilómetro y medio de distancia, soportan dos líneas eléctricas de 132 kilovoltios que alimentan energéticamente a toda la ciudad andaluza. Una solución de ingeniería para salvar el estrecho de Puntales, idea del ingeniero italiano, Alberto Toscano. Están entre las torres eléctricas más altas del mundo, 154,145 metros la de Cádiz y de 152,541, la de Puerto Real. A esa altura trabajan los operarios de Endesa que están ejecutando estos días la renovación del cableado, de más de 1.400 metros, en un espectacular trabajo.
La compañía eléctrica ha explicado detalladamente el proceso. Las torres se construyeron desde 1957 a finales de 1960 para evacuar a la subestación de Puerto Real la producción de la Central Térmica de Cádiz, y abastecer a buena parte de la provincia, aunque hoy suministran a la capital. Tras barajar múltiples opciones, se decidió atravesar la bahía con una línea eléctrica cuya condición indispensable era que la altura mínima de sus cables fuese de 50 metros sobre el nivel del mar.
Para ello, se diseñaron dos torres idénticas de 150 metros desde el suelo. Una obra de ingeniería cuya construcción duró alrededor de 3 años. Alberto Toscano y Remo Scalla tuvieron que idear un sistema de amarre de hormigón armado que soportase el tiro de los seis cables. En total, 14.928 metros unen las dos orillas.
Trabajo para Endesa
Cada uno de estos seis cables pasan por dos estructuras llamadas pórticos (uno en cada lado de la bahía) que sirven para tensarlos y que las torres siempre se mantengan en una correcta posición. Aquí es donde entra en juego el trabajo de Endesa.
En 1981 Endesa ya fue la encargada de la sustitución de todo el cableado conductor por otro con un diseño especial que ha funcionado hasta hoy. Se instalaron entonces amortiguadores stock-bridge de última generación, que se han ido sustituyendo de forma periódica para proteger al cable de las grandes vibraciones por su exposición a las condiciones climáticas que se producen en la bahía.
Cada año se hacen trabajos de mantenimiento y revisión. Pero cada ada 40 años, el cableado debe sustituirse ya que se considera que llega el final de su vida útil. En 2022 se cumple esta etapa y, por este motivo, se están sustituyendo los seis cables y los diferentes elementos que permiten su funcionamiento. Una operación de gran complejidad técnica que moviliza una inversión de 700.000 euros, un equipo humano de 30 técnicos especializados de la empresa AMETEL y la colaboración de la Autoridad Portuaria.
Dada su complejidad, los trabajos se dividen en dos fases: una por cada uno de los circuitos. Así, mientras se sustituyen los tres cables de un circuito, el otro sigue funcionando y garantizando el suministro eléctrico a Cádiz. En los pórticos se ha instalado la maquinaria para sustituir el cableado. Una maquinaria que contará con unos anclajes de 8,5 toneladas que permitirán resistir la tensión que ejercen los cables.
En lo más alto de las torres, se han colocado las poleas, en lugar de los aisladores, por donde transcurrirá tanto el cable antiguo como el nuevo. Una vez colocados todos los elementos, se baja el cable antiguo desde 50 metro a 15 metros sobre el mar. Cada vez que se realiza esta acción que dura alrededor de 8 horas, se corta el tráfico marítimo en la bahía. Una vez finalizado este proceso, se coloca el cable nuevo y, seguidamente, los aisladores y amortiguadores. Todos ellos de fabricación española.