
Salen a subasta pública las históricas instalaciones de la juguetera IMC Toys en Terrassa (Barcelona), fabricante de populares marcas como los Bebés Llorones. El portal especializado Escrapalia publicó ayer el anuncio de colocación del edificio de uso industrial y oficinas por un precio de salida de 1,2 millones de euros, lo que supone un descuento del 67% frente a su valoración, fijada en algo más de 3,6 millones. El inmueble procede del concurso de la empresa, cuyo procedimiento se sigue en el Juzgado de Primera Instancia y Mercantil número 2 de Barcelona —el mismo en el que se dirimió la reestructuración de la siderúrgica Celsa—.
El activo está compuesto por dos naves industriales adosadas con una superficie construida de 4.681 metros cuadrados y se ubica en un espacio productivo estratégico de la capital vallesana, concretamente en el Sector Vapor Cortés, al noroeste del casco urbano. El Polígono 1 de dicho sector, donde se encuentra el edificio, está diseñado específicamente para usos industriales, logísticos y terciarios.
El inmueble lleva alquilado de forma ininterrumpida desde el 1 de enero de 2004. Inicialmente, el contrato establecía una renta anual de 50.400 euros por 1.800 metros cuadrados. Tras sucesivas prórrogas por mutuo acuerdo, en abril de 2022 se firmó una adenda contractual que actualizó las condiciones. Esta estabilidad contractual ha garantizado el mantenimiento de la finca, según se apunta desde la plataforma.
La cronología de los problemas de IMC Toys arranca en el ejercicio 2018, cuando la firma cruzó el Atlántico para acelerar su expansión internacional. En aquel momento no se preveía ni el Covid ni las posteriores tensiones en la cadena de suministro, por lo que se llevó a cabo una importante inversión para crecer en EEUU que endeudó a la compañía.
En los ejercicios de 2022 y 2023, la crisis se cebó con el fabricante catalán. La facturación descendió desde los 150 millones de 2021 a 93,4 millones en 2023. La compañía acometió un expediente de regulación de empleo (ERE) para 34 personas en 2023 y se eliminaron 45 posiciones entre contratos que no se renovaron y las filiales de Hong Kong, Alemania y Reino Unido.
Hasta el punto de que en 2024 la compañía inició la búsqueda de un comprador para reflotar su situación. Un año más tarde, declaró concurso de acreedores.
Compra de Wui Ming
La proposición triunfadora sobre la unidad productiva del grupo se conoció en abril y procedió de la china Wui Ming. Esta sociedad ya tenía el 3,4% de la filial de IMC Toys en Hong Kong, una división especialmente relevante dentro del grupo, pues ejerce como central de compras por su cercanía con los fabricantes chinos, según la documentación consultadas por elEconomista.es.
En su oferta, el grupo chino se compromete a inyectar liquidez y subrogar hasta 86 empleos de alrededor de 135 que tiene hoy la organización. Además, se quedará en Terrassa y pide subrogar los acuerdos de licencia con LaLiga, Disney y Netflix.
Según el plan de negocio presentado al juzgado mercantil, IMC Toys tendrá en 2025 unas ventas ligeramente superiores a los 68 millones de euros, una cifra que escalaría hasta los 76,8 millones en 2027. Durante el próximo trienio, el inversor asiático calcula un beneficio neto de cinco millones de euros al año.