
El consejo de administración de Cementos Molins recuperará a partir de junio una cara conocida. Convocada para la última semana de junio, la junta de accionistas de la cementera nombrará a Julio Rodríguez, su anterior consejero delegado, como consejero. El antiguo primer ejecutivo del grupo sustituirá a Juan Molins Monteys en el órgano y se posiciona como un hombre de consenso entre las diferentes ramas de la familia tras las últimas desavenencias hechas públicas con el procés.
Según consta en la documentación hecha pública en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), el antiguo primer ejecutivo será nombrado consejero de la cotizada catalana, aunque su entrada en el consejo implicará un reequilibrio de fuerzas entre las tres ramas de la familia. En el mismo encuentro, los accionistas reelegirán a Juan Molins Amat, actual presidente; Beatriz Molins, consejera dominical; y Jean-Carlos Angulo, consejero independiente.
De este modo, el aterrizaje de Rodríguez implicará que la rama de los Molins Amat pase a tener solo dos consejeros frente a los tres que ostentaba en la actualidad –entre ellos el presidente-. Igualará fuerzas con los Molins Gil y los Molins López Rodó, que tienen dos cada uno –una vicepresidencia y un vocal-.
Fuentes financieras explican que el exconsejero delegado es visto como un hombre de consenso por las tres sagas, vistos los buenos resultados cosechados durante su década al frente de la firma, que interrumpió por motivos personales. Incluso no descartan que pueda en algún momento ser algo más que un simple consejero, lo que equilibraría definitivamente los pesos en el consejo si se crease una tercera vicepresidencia o algún otro tipo de figura. Contactada por elEconomista.es, desde la empresa se ciñen a la información hecha pública.
La paz entre los Molins
Lo cierto es que el nombramiento de consenso de Rodríguez es un paso más en la paz de Molins, labrada durante el año pasado tras años de desavenencias. El ejemplo más claro fue el retorno de la sede social a Sant Vicenç dels Horts (Barcelona), movida en otoño de 2017 después del referéndum del 1-O. Los Molins Amat incluso llevaron a los tribunales el traslado, aunque la justicia terminó dando la razón a la empresa.
No fue el único capítulo de discordia. La misma rama ha tratado de promover el salto de la organización al mercado continuo –actualmente cotiza en el mercado de corros, en el que la liquidez es escasa-. Sin embargo, la sociedad defiende que este cambio solo se afrontaría para financiar una operación corporativa "ambiciosa", que supere los 800 millones de euros. Los Molins Amat incluso llegaron a llevar a la justicia los acuerdos de alguna junta de accionistas, como la de 2021.
Sin embargo, el regreso a casa del pasado mes de diciembre facilita la paz entre las diferentes partes de la familia. Y el nombramiento de Rodríguez es un paso más en esta línea, ahora que los Molins Amat consiguieron la vuelta de la sede social.
Entre las tres ramas de la familia Molins se reparten más del 90% del capital de la cementera. Los Molins Amat, a través de Noumea, suman el 31,5%; los Molins Gil, con Cartera de Inversiones CM, ostentan el 25,2%; y los Molins López-Rodó, con Otinix, controlan el 33,6%.