Industria

Acerinox pone a la venta su planta de Malasia tras pérdidas de 500 millones por la sobreoferta china

  • Admite que escucha ofertas, pero asegura que no tiene prisa por desinvertir a cualquier precio
  • Acumula deterioros por valor de 350 millones por el exceso de oferta de la competencia china
Panorámica de la planta de Acerinox en Malasia. EE
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Doce años después de comenzar a producir, Acerinox estudia dar carpetazo a su actividad en Malasia. El fabricante de acero inoxidable español opera desde 2011 la planta de Bahru Stainless, en la localidad de Johor Bahru. Los planes no se cumplieron debido a la escalada de la producción en China, que desplomó los precios en el sudeste asiático y la infraestructura arrastra más de 500 millones de pérdidas en el último lustro. Por ello la cotizada ha dejado de considerarla un activo estratégico y asegura tener en mente una desinversión en el caso de llegar alguna oferta.

Así lo admitió el director financiero, Miguel Ferrandis, la pasada semana en un encuentro con analistas. "Estamos abiertos a recibir cualquier tipo de acercamiento y ponerla en el mercado para aquellas empresas que tienen exceso de capacidad en la fundición, pero necesitan capacidad para transformar las materias primas básicas", señaló el dirigente. El centro está especializado en laminación en frío y en la venta de productos planos.

Acerinox dice que Bahru Stainless "tal vez no sea un activo fundamental a largo plazo", pues la estrategia se focaliza en Estados Unidos, donde los precios son más altos, y en la división de aleaciones tras la adquisición de la alemana VDM. La planta asiática está ahora infrautilizada, sostiene, pero la cotizada matiza: "No estamos desesperados por vender a cualquier precio". "Estamos abiertos a estudiar cualquier oferta cuando llegue, si llega", zanja. No existe, eso sí, un procedimiento de venta organizado en marcha.

Acerinox optó por ser más selectivo a la hora de producir para proteger sus márgenes

Y es que la actividad en la planta malasia hace años que se ve afectada por la sobreproducción a bajos precios de China, principalmente, y de Indonesia. "La situación en China está muy deprimida, es una economía que no es de mercado que impulsa una producción por encima de las necesidades del país y eso maneja los precios de la región", desgranó el director operativo, Hans Helmrich.

La dinámica no tiene visos de cambiar, por lo que Acerinox tuvo que virar su estrategia a costa de recortar una producción que en 2022 rondaba las 129.000 toneladas -lejos de las 276.000 toneladas de 2018- para ser más selectivos en la actividad y tratar de ganar eficiencia con clientes que valoren su producto a pesar de que sea más caro que el de la competencia. Con este enfoque, "no destruye la caja o es un generador de pérdidas para el grupo", destacó Ferrandis.

Acerinox ha aplicado casi 350 millones en deterioros

La empresa dirigida por Bernardo Velázquez asegura que se siente confortable con el nuevo proceder, pero lo cierto es que la fuerte competencia en los mercados a los que surte -principalmente Indonesia, Filipinas, Singapur, Tailandia y Vietnam- llevó a números rojos de manera repetida en la filial.

Según las cuentas anuales, la contribución de Bahru al resultado consolidado siempre fue negativa durante los últimos años (ver gráfico), algunas veces afectada por los deterioros contables, otros años por el impacto del coronavirus y en otras ocasiones por el efecto de la actividad ordinaria, su aportación desde 2018 fue de -527 millones de euros para un grupo que dio beneficios cada ejercicio a excepción de 2019.

En 2022, por ejemplo, se vio obligada a deteriorar los activos de la sociedad en 204 millones de euros, lo que segó el beneficio final de 556 millones cosechado en el ejercicio. Fue también por la reacción de los países de la zona a la sobrecapacidad china, que se tradujo en la instauración de medidas proteccionistas en sus mercados locales.

El ajuste del pasado año no fue el primero, pues la filial acumulaba en diciembre un deterioro total de 348,8 millones a pesar de la apuesta de Acerinox por la plaza, que abrió en 2011 y reforzó en 2018 cuando adquirió el 30% que no poseía a la japonesa Nisshin Steel. Las dificultades del mercado ya provocaron que frenase la inversión en la infraestructura. Prevista en 1.142 millones de euros, finalmente solo se ejecutaron unos 600 millones, correspondientes a las dos primeras fases -quedaron otras dos-. El resto del dinero no se llegó a gastar jamás, pues la cotizada centró su capacidad en mercados más rentables como Estados Unidos y ya se atisbaba hace más de un lustro el exceso de capacidad en la región.

Acerinox se mantuvo en beneficios pese a Malasia

A pesar del agujero en Malasia, la compañía española acumula dos ejercicios de beneficios históricos, impulsada por la demanda posterior al coronavirus, especialmente en Estados Unidos, donde los costes energéticos no son tan altos como en Europa. La empresa ganó 556 millones de euros en 2022 y 571,8 millones en 2021.

En los nueve primeros meses de 2023 registró unas ganancias de 348 millones de euros frente a los 741 millones de 2022. Mientras, la cifra de negocio pasó de los 6.996 millones de euros a 5.079 millones, golpeada por la caída de la producción y los precios de la división de acería, bajos tanto en Europa -en mínimos históricos- como en Norteamérica.

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