
Menos de un año después de su llegada a la presidencia de Alcoa, Miguel López-Quesada abandona el cargo. El dirigente asumió el puesto en el mes de enero, pero la multinacional estadounidense ha optado por eliminar su figura en el marco de una reestructuración a nivel global que ha afectado a toda la división de asuntos corporativos en Europa. La reorganización llega apenas dos semanas después de que la cúpula americana advirtiese de que la situación para la planta de San Ciprián, que debe volver a arrancar en enero, "sigue siendo muy difícil".
La posición de López-Quesada no será sustituida y fuentes del grupo explican que la cabeza de la cotizada en España se repartirá entre Álvaro Dorado, vicepresidente global de Energía, que será el responsable de las relaciones tanto con el Gobierno como con las administraciones regionales y resto de grupos de interés, y Verónica Dolç, vicepresidente de operaciones europea, de la que depende la planta de San Ciprián.
Las mismas voces justificaron la reestructuración por la "evolución del panorama geopolítico" y aseguraron que no habrá más salidas en Alcoa España. López-Quesada por su parte abandonará la empresa, avanzó Dircomfidencial.
Además, el área de asuntos corporativos en Europa pasará a depender de Laura Chambers, hasta el momento encargada de la división en América del Sur y Norteamérica. Abandonará sus responsabilidades en Brasil para asumir también el Viejo Continente.
Alcoa asegura que no hay variaciones con el rearranque de San Ciprián
Alcoa desvincula la reorganización con una posible variación del calendario de rearranque de San Ciprián, que sigue fijado para enero de 2024. Como explicó el nuevo presidente de la organización, William Oplinger, "la situación ha sido y sigue siendo muy difícil", pero hasta el momento no ha habido modificaciones en las previsiones.
El directivo no dudó en su primera comparecencia pública, en la presentación de resultados del tercer trimestre, de las dificultades existentes para volver a abrir la instalación gallega. "Vemos una débil demanda de productos de valor agregado, el aluminio en Europa está en un escenario de bajos precios, se mantienen los altos costes de la energía y hay demoras en los premisos y la construcción de algunas fuentes de energía alternativas que habíamos estado analizando", desgranó el ejecutivo.
El pasado 2022, la planta perdió hasta 300 millones de euros, "Alcoa sigue trabajando para lograr realmente la viabilidad económica a largo plazo del sitio", añadió. Y es que como explicó elEconomista.es, la compañía estadounidense debe encontrar todavía la mitad de la energía necesaria para poner en marcha la instalación. Una cuestión importante para un centro que, a pleno rendimiento, consume más del 1,5% de la electricidad nacional.
Alcoa ya frenó la actividad de fundición
Las declaraciones de Oplinger llegaron además después de que la empresa paralizase la actividad de fundición, que todavía se mantenía, por los altos costes del gas. Por este motivo, la su refinería de alúmina trabaja al 50% de su capacidad por las pérdidas que provoca el precio del combustible.