
La multinacional británica Victoria, dueña de las azulejeras Keraben y Saloni, considera que para que los productos cerámicos fabricados en Castellón sigan siendo competitivos en Estados Unidos frente a otros países pasa por continuar aumentando la productividad. Una razón por la que el grupo justifica el cierre de la factoría de Saloni a principios de este año para consolidar la producción en las instalaciones de Keraben e Ibero.
Según explica el grupo británico en sus últimas cuentas anuales, esa reestructuración le ha permitido "mantener capacidad productiva, pero con un 15% menos de empleados". Victoria asegura que esta iniciativa "se había retrasado debido a las restricciones del Covid-19, que duraron mucho más en España que en otros países europeos".
La integración de la producción en la planta de Keraben supuso que el grupo negociara un expediente de regulación de empleo (ERE), que se saldó con un acuerdo para la salida de 157 trabajadores. "La mayor productividad resultante ayudará a que la empresa siga siendo competitiva en el mercado estadounidense frente a las baldosas cerámicas que llegan de India, México y Brasil", subraya en el informe de sus últimas cuentas, que cerró el pasado 1 de abril. La compañía cifra los costes de la reorganización de Saloni en 8,8 millones de euros.
La división cerámica de Victoria, que incluye también plantas en Italia y Turquía, incrementó su volumen de negocio ajustado un 22%, hasta 453,3 millones de libras (527 millones de euros) en un contexto marcado por la fuerte subida de los precios del gas. Según sus datos también aumentó el ebitda ajustado, que se situó en 123 millones de euros, aunque ese ratio contrasta con el hecho de que entró en pérdidas operativas, con 28,6 millones de euros, en parte por los costes de reestructuración e integración y la subida del gas.
Más ventas en Estados Unidos
Las cuentas también incluyen que sus ingresos en España se redujeron ligeramente, un 0,8%, hasta casi 238 millones de euros. Todo lo contrario que en Estados Unidos, donde el grupo incrementó sus ventas un 75% hasta alcanzar un volumen casi equivalente al de España, con 236 millones de euros, lo que da una idea de la importancia de ese mercado.
Y es que la apuesta por reducir mano de obra para aumentar productividad no sólo afecto a las filiales españolas. El área cerámica que está liderada por el español José Luis Lanuza, antiguo CEO de Keraben, también implementó un aumento de capacidad de producción de su planta turca Graniser a la vez que reducía un 30% los empleos.
El grupo Victoria, que también incluye su actividad histórica de fabricación de alfombras y sus divisiones de suelos de vinilo y hierba artificial, aplicó esa misma política de integración en casi toda su estructura, lo que supuso una reducción en cerca de un millar de puestos, según el grupo.
Victoria cerró el ejercicio con una cifra de negocio consolidad según las cuentas auditadas y sin ajustes de 1.721 millones de euros y con unas pérdidas de 106 millones de euros.