El tamaño de las empresas es una gran debilidad de la economía vasca. El presidente de CIE Automotive, Antón Pradera, afirma que hay muchas compañías con potencial para convertirse en multinacionales, pero "falta en Euskadi un ecosistema financiero que proporcione recursos y gestión para impulsar esos proyectos".
CIE Automotive es un ejemplo del desarrollo y crecimiento internacional de la industria vasca. El fabricante de componentes de automoción emplea a más de 30.000 personas y tiene un centenar de fábricas por todo el mundo. Su presidente anima a las empresas a dar el salto y comparte con elEconomista su estrategia para lograrlo.
¿Cuál es su visión global de la economía española y su evolución prevista para el ejercicio?
En general, el año no viene malo porque tenemos dos ventajas respecto de otros países: estamos bastante alejados de la zona del conflicto bélico y no tenemos una relación económica con los países de la guerra y, por otra parte, se espera un año turístico excepcional. Además, me sorprende la creación de empleo que se está dando, que de seguir a ese ritmo podríamos llegar a niveles de pleno empleo.
¿Y las perspectivas vascas?
La economía vasca tiene un gran peso industrial y esta parte sí que está saliendo peor de la crisis, porque la oferta no ha podido controlar la tensión y hemos tenido problemas de suministro, escasez de materias primas, incremento de precios y el alza del coste energético consecuencia de la guerra. Aun así, no me pondría pesimista con la evolución futura de la industria. Estamos con poco stock de todo a nivel mundial y hay una demanda superior a la oferta en muchos sectores. Y tenemos que recuperar los stocks para que la economía funcione.
En una situación como la actual son importantes las inversiones. ¿Cuáles son los principales atractivos de Euskadi en este sentido?
Tenemos grandes activos para la inversión, pero el mayor activo siempre será la gestión. En Euskadi hay grandes gestores y, sobre todo, en el mundo industrial. Junto a este activo está el ecosistema institucional, de apoyo a la industria. Tenemos que mejorar en el entramado financiero y sería interesante tener capacidad de ser una potencia en este mundo, crear un ecosistema para atraer a gestores financieros. Pero el futuro no nos lo jugamos en atraer inversión, sino en que los jugadores del mundo económico vasco seamos capaces de generar ese futuro, sin depender de una inversión internacional y sí de nuestras propias capacidades. Nos tenemos que focalizar en ser nosotros los generadores de la inversión, de la creación de empresas y del empleo.
Pero los fondos de inversión están entrando en empresas vascas.
Los fondos de inversión están todos buscando industria vasca porque les encanta. Si ser atractivo para la inversión significa que nos quieren comprar, sí somos muy atractivos. Los private equity están entrando en nuestra economía y habrá que analizar cada una de estas entradas en el largo plazo.
Es un gran defensor de la creación de multinacionales para impulsar la economía. ¿Qué es necesario para su generación?
El tamaño de las compañías vascas es una gran debilidad de la economía. Para ganar dimensión sería bueno la creación de multinacionales vascas. Para su generación son importantes los siguientes factores: un grupo gestor que cree un proyecto, un ecosistema que permita la obtención de recursos financieros para ese proyecto, y una sociedad que entienda que el apoyo institucional a dichos proyectos redundará en su propio beneficio. En Euskadi hay muchas compañías con potencial para conformar una multinacional, por ejemplo, en el sector energético. Se podría formar una multinacional de primer orden mundial y competir con firmas como Ericsson y Siemens, porque las empresas vascas del sector tienen la capacidad y el conocimiento. En Gipuzkoa hay también potencial, pero falla la dimensión. Es bueno para la empresa familiar profesionalizar la gestión y en ese reto también es importante la presencia de instrumentos financieros.
Sobre los fondos europeos 'Next Generation', ¿cree que serán realmente transformadores?
Me gustaría que los fondos europeos Next Generation fundamentalmente se gastaran en la administración pública, en su digitalización y en el incremento de la productividad del sector público. Junto a ello, que lleguen a aquellos proyectos que sean realmente tractores hacia un futuro tecnológico y transformador. En el caso de CIE Automotive, está presente en el proyecto Basquevolt, iniciativa público-privada que servirá para afrontar la fabricación de baterías sólidas de litio y puede ser un buen ejemplo de este salto tecnológico.
Habla de CIE Automotive. ¿Cuál es la evolución prevista del sector?
Estamos optimistas con el futuro y con el coche eléctrico. Si en el mundo hay un parque de 1.500 millones de vehículos, hay que sustituirlo por un motor eléctrico. Nos viene una gran demanda nueva, a pesar de los problemas a corto plazo con los suministros de chips, etc.