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La Liga inglesa quiere ganar dinero fuera de casa

La intención de la liga inglesa de fútbol de disputar una jornada adicional de su competición en el extranjero ha empezado a levantar ampollas entre los aficionados, que no ven con buenos ojos esta propuesta, cuya única finalidad es de índole económica. Con esta última iniciativa vuelve a quedar plasmada la inquietud que tienen en las Islas por encontrar nuevas formas de negocio, mientras que otras ligas, como la española, parecen preocupados tan sólo por vender el producto a nivel nacional.

Año tras año, las expectativas económicas de los grandes clubes deportivos son más ambiciosas. Los directores de marketing se estrujan la cabeza en busca de la fórmula que les haga incrementar sus negocios. En muchos casos, los ejecutivos que controlan el deporte son conscientes de que el mercado local se encuentra saturado, y que será muy complicado aumentar los beneficios dentro de sus fronteras. El caso más reciente, además de revolucionario, es el protagonizado por la Premier League, que se ha planteado disputar una jornada adicional en su calendario de 38 partidos fuera de su territorio.

Los grandes equipos ingleses fueron los pioneros en cambiar el enfoque económico de las pretemporadas. Si antes era muy común comenzar la preparación veraniega en lugares que tuvieran unas condiciones climáticas agradables, ahora lo más frecuente son las giras por mercados por explotar. Ahora está a punto de concretarse el siguiente paso: disputar encuentros oficiales fuera del país.

A la hora de comprender los nichos de mercado en los que mejor se puede vender el 'producto', hay varios factores decisivos: en el país en cuestión no debe haber un gran nivel competitivo en dicho deporte, que por otro lado debe gozar de cierta notoriedad a nivel internacional. Además, ese núcleo de población debe estar marcado por una buena capacidad adquisitiva, que sobre todo debe caracterizarse por su afán consumista.

Estrategia de negocio global

La competición inglesa es la más seguida en el mundo, en términos de audiencia televisiva. Eso se refleja a la hora de negociar los contratos con las diferentes operadoras. Mientras que los derechos de la Liga Española, a partir de la próxima temporada, se han vendido por 500 millones de euros a nivel mundial, en Inglaterra se percibirán 1.300 millones, de los que 300 serán internacionales.

Este aspecto no es aleatorio, pero tampoco implica que el fútbol inglés sea de un nivel superior al español. Se debe, en buena medida, al mimo con el que los británicos cuidan su torneo de cara al exterior. Por ello, cada semana programan un partido a las 12:45 horas del sábado. La Premier tiene una visión más allá de lo que alcanzan sus ojos, y esa es la 'hora planetaria' en la que hay más personas despiertas en todo el mundo. Además, es 'prime time' en Asia, por lo que las cifras se disparan. En España, donde el fútbol se juega cada vez más tarde -sólo se piensa en la audiencia local-, se tienen que conformar con tener la liga más vista en África, donde la pobreza generalizada de sus habitantes hace que el beneficio, en términos económicos, sea casi nulo.

Hay un sector que ha rechazado con rotundidad esta especie de 'imperialismo': la afición británica. Si a un hincha le molesta madrugar por ver jugar a su equipo, para que millones de asiáticos puedan ver el encuentro sin dificultades horarias, peor le ha sentado el hecho de que ahora los clubes vayan a disputar un partido oficial olvidándose de ellos, ya que son los que pasan frío en el campo, y se dejan el dinero en entradas. En este aspecto chocan de frente las políticas innovadoras con el carácer tradicional del país en muchos ámbitos, entre ellos el deporte.

Esta iniciativa inglesa de exportación de su competición es la más ambiciosa que se ha producido en el fútbol europeo hasta la fecha, aunque el fútbol italiano ya tiene experiencia en sacar de su país un partido oficial. Fue en 1993, con motivo de la Supercopa, que jugaron Milan y Torino en Nueva York, con la intención de promocionar el fútbol en EE.UU, un año antes de organizar el Mundial de fútbol. La Liga Francesa hizo el último verano algo similar, al jugar su Trofeo de Campeones en la ciudad china de Tianjin -Lyon y Sochaux-, en un intento de fomentar el deporte en el país más poblado del planeta, que en agosto acogerá los Juegos Olímpicos, en Pekín.

EE.UU, una referencia

En Europa aún nos sorprenden este tipo de iniciativas, pero EE.UU lleva años vendiendo su deporte al exterior. Para ello se aprovecha de contar con las mejores ligas del mundo en varios deportes (baloncesto, béisbol, hockey sobre hielo y fútbol americano). La NBA está a la cabeza, y está calificada como la competición deportiva mejor gestionada del planeta. Desde 1987 hasta 1999 llevó a una ciudad europea a un equipo de su liga conocido en todo el mundo, y lo midió a los mejores equipos del Viejo Continente. De esta forma, Michael Jordan jugó en Paris y 'Magic' Johnson en Milán.

Ahora, el negocio se ha ido estratificando. La llegada masiva de jugadores europeos a la NBA han servido como perfecto argumento para llevar a un equipo al país del que procede su estrella europea de turno. Sin ir más lejos, en octubre vinieron a España Memphis Grizzlies y Toronto Raptors, en los que militan jugadores españoles (Gasol, Navarro y Calderón).

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