
Más del 85% de las emprendedoras lo hace en el sector servicios, según el primer estudio realizado por Acción contra el Hambre sobre la brecha de género en el emprendimiento juvenil. Lo que conlleva una menor remuneración, mayor competencia márgenes de beneficios reducidos, menores posibilidades de supervivencia y menor innovación tecnológica.
El objetivo de la investigación es analizar la brecha de género existente en el acceso al mercado laboral de las/os jóvenes menores de 30 años a través del emprendimiento. Entre las principales conclusiones del estudio se destaca el crecimiento del número de mujeres jóvenes emprendedoras aunque menos que los hombres.
Además, el 60% de las mujeres que deciden emprender abandonan el proceso, a pesar de que tanto hombres como mujeres muestran la misma intención de emprender. Y es que, las mujeres se ven a sí mismas menos preparadas para emprender, con una autoestima menor y con más miedo al fracaso.
Reconfigurar las competencias
El estudio afirma que se sigue considerando que las competencias buenas para ser un emprendedor son las que normalmente se relacionan con el hombre mientras que las relacionadas con la mujer, como la flexibilidad, humildad o amabilidad, están infravaloradas. De esta forma, se hace necesario aumentar la identificación de la mujer con la figura de la persona emprendedora a través de la educación y de trabajar determinadas habilidades.
Por último, las personas entrevistadas para la investigación identificaban la conciliación laboral como un asunto exclusivo de mujeres, sin plantearse el papel de los hombres en la misma.