Firmas

Las pensiones entran en la campaña

En candidato Pedro Sánchez ya ha hecho la de Felipe González. Era una estrategia de manual, del manual del perfecto candidato que aprovecha cualquier resquicio en la imagen del rival y se lanza a su yugular sin soltar la presa hasta el día de autos. Y el asunto de fondo es también, por desgracia para los españoles, de libro.

Empeñados como están muchos en equipararle al peor ZP, se nos ha revelado como un émulo de FG, el candidato que ganó unas elecciones al dar a entender que su adversario no garantizaba las pensiones públicas de los jubilados españoles. Como si el sistema público hubiera dependido en 1993 de un presidente o de otro. Como si ahora alguien pudiera realmente aplicar un recorte de casi la mitad del importe a las pensiones que perciben los jubilados.

Pero se ha dicho, se ha insinuado, se ha deslizado, y el error está ya cometido. El Partido Popular prepara poco y mal a sus candidatos para que intervengan en público y éstos caen estrepitosamente en frases cuestionables en los asuntos favoritos de sus adversarios políticos y mediáticos: el aborto y las pensiones.

El PP no va a bajar las pensiones un 40%. Ni Ciudadanos tampoco. Daniel Lacalle, cuarto en la lista del presidenciable Pablo Casado, ha querido decir que gobierne quien gobierne habrá que revisar el sistema porque en un plazo de dos décadas será insostenible con los actuales registros poblacionales. Y eso no debe ser ridiculizado por ningún partido.

Más valdría que PSOE, PP, Podemos, Ciudadanos, VOX y los partidos que obtengan menor representación se quitaran el velo partidista y buscaran una solución seria, rigurosa, no partidista y competente para el sistema de pensiones de un país que se desangra demográficamente y que no podrá garantizar el pago en las actuales condiciones.

Sacar las pensiones públicas de la ciénaga en que los partidos convierten la campaña electoral es una necesidad

Sacar las pensiones públicas de la ciénaga en que los partidos convierten la campaña electoral es una necesidad que debería regular y vigilar la Junta Electoral Central, y castigar de manera inequívoca a aquellos que las usen como munición electoralista. Cosa que se está haciendo en esta primera semana del mes electoral.

Ha dicho el ministro José Luis Ábalos que la intención es aniquilar el sistema público de pensiones. Un ataque que proviene del único partido que ha recortado las pensiones en España, cuando Zapatero vio intervenida la economía tras dos años de festival de gasto y de viernes sociales muy parecidos a los actuales.

No es la primera vez que escuchamos algo semejante: durante años, los socialistas han defendido que los gobiernos conservadores han destruido la sanidad pública y la han vendido a las empresas privadas que colaboran con los grandes hospitales en la atención a los ciudadanos que lo necesitan.

Hoy cualquiera puede acudir a un centro sanitario para comprobar lo equivocado de esa denuncia, que sin embargo (y esa es la intención real), cala en la opinión pública española de 2019 como caló aquella frase de González en la de 1993. Y mientras tanto, las estadísticas de nacimientos y las ratios de cotizantes frente a pensionistas se despeñan por una pendiente que no entiende de siglas ni de intereses.

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