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Casado rescata la bandera de la economía

  • El candidato Popular recupera las propuestas y logros económicos de Rajoy
  • El PP asume como propias la mayoría de las propuestas de reforma de CEOE
Pablo Casado y Mariano Rajoy. Foto: Efe

Unos dice que ha sido por convencimiento propio. Otros que influenciado por lo que dicen las encuestas. Sea como fuere lo cierto es que Pablo Casado ha dado un giro copernicano en su estrategia electoral relegando a un segundo plano el secesionismo catalán para rescatar la bandera de la economía como eje fundamental de su campaña.

Los datos que maneja el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) muestran que la principal preocupación de los españoles hoy es el empleo, incluyendo dentro de este epígrafe, los salarios, el trabajo de los jóvenes y la igualdad de la mujer. Mientras que el problema de Cataluña está en un segundo plano y "con muy poca influencia en el voto real", en palabras del máximo responsable de esta entidad, José Felix Tezanos, quien no dudaba en apostillar que Cataluña "tiene mucha relevancia en los medios de comunicación, pero en la intención de voto cuenta poco".

En línea, pues, con el sentir de la ciudadanía el candidato del PP a la presidencia no ha dudado en desvelar y defender un exhaustivo programa de reformas económicas de marcado acento liberal recuperando, incluso, el legado y del Gobierno de Rajoy y asumiendo como propios los éxitos de una gestión que permitió la salida de la crisis sin rescate, y reivindicado el papel de su partido como el único garante de la eficacia en la gestión frente al desastre económico del PSOE de Zapatero cuyos errores ahora repite el sanchismo imperante en La Moncloa.

Un programa económico que tiene como base la agenda de reformas que plantea el documento de propuestas de la CEOE a los partidos políticos para afrontar los desafíos de la economía española. Una bajada sustancial de impuestos suprimiendo la fiscalidad sobre el Patrimonio y Sucesiones y rebajas en el IRPF y Sociedades; mantener la apuesta por la consolidación fiscal pero sin afectar a la competitividad de las empresas y de las exportaciones; el blindaje del ahorro ampliando las deducciones a la adquisición de vivienda habitual; una apuesta decidida por la unidad de mercado; mantener el proceso de reformas estructurales fomentando la productividad y las políticas de reducción de la deuda; y una reforma administrativa para racionalizar las administraciones, suprimir trabajas burocráticas y agilizar la creación de empresas.

Estas son las líneas básicas de la oferta Popular coincidentes con las propuestas de los empresarios y las recomendaciones de los organismos internacionales con la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional a la cabeza.

¡Es la economía estúpidos! fue el eslogan que catapulto la campaña electoral de Bill Clinton en 1992, y a ella recurre ahora Pablo Casado para repuntar en unas encuestas todavía poco favorables. El fichaje de Daniel Lacalle como hombre fuerte de su equipo económico y en la candidatura por Madrid es el principal exponente del cambio de prioridades, de estrategia y de mensaje.

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