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Por qué confiar en los emergentes

Los últimos doce meses han sido turbulentos para los mercados emergentes y ahora parece que están sobrevendidos. Ahora bien, ¿representan un buen valor? ¿Qué más necesitamos ver para una recuperación? Mi lista de deseos para 2019: enfriamiento de las tensiones comerciales mundiales, más estímulo en China, aumento de los precios de las materias primas y buenas políticas.

En primer lugar hay que tener en cuenta que una economía estadounidense fuerte es buena para mercados emergentes, pero hay una línea muy fina. Si el crecimiento es demasiado fuerte la Reserva Federal de EEUU aplicará frenos, con aumento de sus tipos de interés, que promueven la subida del dólar. Esto perjudica a los mercados emergentes, especialmente aquellos que tienen que pagar su deuda externa en dólares. Pero el dólar está sobrevalorado y una depreciación de su tipo de cambio puede ofrecer alivio a los mercados emergentes. Además, la amenaza de una guerra comercial ha sido el mayor riesgo para el crecimiento económico global en 2018 y está por ver si veremos una escalada de la administración Trump los próximos meses. Lo que está claro es que el crecimiento del PIB en mercados emergentes está hoy día más ligado al crecimiento de las exportaciones reales mundiales que al de los mercados desarrollados. Así que cualquier reducción de las tensiones puede suponer un empuje.

Mientras China ha reaccionado ante el aumento de aranceles a sus importaciones a EEUU con contramedidas para apoyar su economía. No hemos podido estimar plenamente su impacto total, pero puede ser en torno a 2% de su PIB. E s cierto que se trata de un cambio táctico, que se aleja del objetivo a largo plazo del presidente Xi de reequilibrar la economía hacia una senda de crecimiento más impulsada por el consumo. Pero este reequilibrio implica en cualquier caso un largo camino y el pragmatismo a corto plazo debe ser bien acogido por los inversores en emergentes. De hecho, China seguirá siendo el motor de crecimiento de estos mercados durante años y conviene que cualquier desaceleración de su economía sea gradual. De momento China ha aliviado la carga que supone el aumento de aranceles de EEUU reduciendo los aplicados a importaciones de otros países. Además, ha rebajado el requisito de reserva de sus bancos, lo que genera mayor inversión en bienes inmuebles y fabricación. También forma parte de su arsenal una política fiscal más activa, con reducción de impuestos por valor de 1,3 billones de renminbi, lo que representa casi 2% de su PIB de 2017, de los que 500.000 millones se refieren a impuesto de la renta de las personas físicas desde el 1 de octubre. Se esperan más medidas en 2019, en particular, apoyo fiscal a las inversiones en infraestructura, IVA e im-puesto de sociedades. El caso es que muchos países emergentes han reducido su déficit por cuenta corriente los últimos años, estando en una posición mucho mejor para resistir impactos externos. Por otra parte la depreciación de sus monedas no es necesariamente mala, depende del sector. Por ejemplo, los pasivos en moneda extranjera de las financieras, incluyendo bancos, están generalmente emparejados con activos o cubiertos, lo que los hace menos vulnerables a las fluctuaciones de la moneda local.

Por otra parte en industrias relacionadas con materias primas los ingresos se producen generalmente en moneda fuerte. Son los sectores en los que la mayoría de ingresos procede de la economía nacional los más vulnerables. Aun así, incluso en sectores tradicionalmente 'más vulnerables', el efecto depende de cada empresa, pues, puede tener las divisas cubiertas. Si todos mis deseos anteriores se conceden , el aumento de los precios de las materias primas, sucederá automáticamente. De hecho el aumento de los precios de las materias primas suele ser bueno para mercados emergentes, especialmente exportadores netos de productos básicos. Al respecto se prevé que la recuperación de la actividad de construcción China, impulsada por las medidas, estimulará la recuperación de los metales industriales los próximos meses.

En cualquier caso, aunque ha sido un año turbulento para muchos mercados emergentes, especialmente Argentina y Turquía, la respuesta política de las autoridades en ambos mercados ha sido competente y se ha gestionado razonablemente bien en unas condiciones extremas de estrés monetario. Así que, como último deseo para 2019, pediría reacciones similares de las autoridades en otros países, dondequiera que sea necesario.

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