
Las cifras del paro registrado a finales de octubre y el aumento de los afiliados a la seguridad social en España son datos discordantes con los anuncios de desaceleración de la economía. Sobre 50.000 parados más en en este mes significa que muchos trabajos creados entre mayo y agosto no se han destruido. El aumento de afiliados a la seguridad social de 130.000 es otro buen dato que sitúa la cifra de cotizantes en unos 19 millones. Las dos indican que el mercado laboral español resiste bien, en contra lo esperado, en un mar de anuncios pesimistas.
Hay varios factores que pueden explicar esta asincronía con el ambiente general que describen los expertos macroeconómicos. Uno es que la temporada turística ha sido anormalmente larga. De manera que los contratos estacionales de primavera-verano se han alargado. No lo sabremos porque a finales de noviembre se empiezan a reclutar empleados para las ventas de navidad, con lo que es posible que se enmascare cualquier reducción de empleo.
También puede explicar esta fortaleza del mercado laboral que, a pesar de los reiterados anuncios, aún no se ha aprobado ni la contrarreforma laboral ni el aumento del salario mínimo a 900 euros, que parece que se aprobarán con los Presupuestos Generales de 2019 y estos están en el aire por la negativa de los independentistas a apoyarlos. Así que aún no se han notado los efectos de las políticas pactadas con Podemos que el Gobierno dice querer aplicar. A la vista de cómo se comporta el mercado laboral lo que más le conviene a Sánchez es no mover nada en economía con la excusa de que no tiene suficientes apoyos porque parece que es urgente esperar.
Bien es cierto que el PIB tiene un crecimiento superior al 2,5 y con él todos los expertos opinan que se crea empleo estable en España. Pero lo que se pone en duda es que ese ritmo de aumento del PIB se mantenga. La economía mundial se desacelera y España es ahora una economía abierta.
Por todo ello, agradeciendo al consumo interno que mantenga un mercado laboral activo, los dirigentes políticos no deben dormirse en las Batuecas. Es el momento de entre todos acordar un Pacto de Estado para prevenir la recesión que anuncian empresarios y expertos macroeconómicos. En ese pacto deberían incluirse a corto plazo medidas que mejoren la competitividad de las empresas y, a medio y largo plazo, otras que aumenten la productividad de la economía. Se lo deben a aquellos empresarios que arriesgaron y abrieron la economía, a los trabajadores que fueron al paro y aceptaron congelaciones salariales, a los autónomos que se apretaron el cinturón y a los jubilados que amortiguaron en sus familias los efectos de la crisis. Nos lo deben para evitar que entremos en una nueva crisis.