Firmas

El pacto de los lobos

Encuentro en Moncloa de Pablo Iglesias y Pedro Sánchez. Foto: Efe.

Ni elecciones anticipadas ni prórroga presupuestaria. Sánchez va a terminar la legislatura y para ello cuenta con la regadera que suponen los Presupuestos. Mientras haya salchichón que cortar y repartir, habrá apoyos parlamentarios. Otra cosa son las reformas estructurales para hacer frente a la desaceleración económica en ciernes. Como solía decir el presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors, la economía es como una bicicleta: puede avanzar durante un tiempo sin dar pedales, pero al final terminas cayéndote.

Eso es lo que está pasando con nuestra economía. Desde 2016 no se ha aprobado nada que valga la pena. El problema es que la fuerza de la inercia se agota y el viento de cola ahora se pone de cara. Los datos de la desaceleración son contundentes. En el segundo trimestre el PIB creció menos que en el primero, situando el interanual en el 2,7%, tras avanzar por encima del 3% en los tres últimos años. Esto se explica por la desaceleración del consumo privado ante el repunte de la inflación. Las exportaciones caen, lo que resta dos puntos al crecimiento; el número de turistas se reduce; la publicidad se desploma; la destrucción de empleo en agosto ha sido más que llamativa. Probablemente no es un frenazo en seco, pero sí un serio aviso, como está detectando el mercado de valores.

Es cierto que el Gobierno Sánchez no es el culpable de esta desaceleración, que tiene sus raíces en el escenario internacional. Tampoco es el responsable de la parálisis económica que se viene arrastrando desde los dos último Gobiernos de Rajoy. Pero la indefinición de la política económica de actual Ejecutivo no es una buena noticia. Aunque lo mas grave son las medidas que se vea obligado a adoptar para contar con el apoyo de Podemos para sacar los presupuestos adelante.

Si Pablo Iglesias se sale con la suya e impone su filosofía de castigar a las empresas e incumplir el déficit público, la prima de riesgo volvería a subir con fuerza. Un incremento de tan solo un punto nos devolvería a la temible crisis de deuda. Como en la pelicula de Christophe Gans el acuerdo entre Sanchez e Iglesias podría convertirse en El pacto de los lobos (2001).

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