Firmas

Sánchez y la agenda económica

  • Es necesaria una reforma integral del mercado laboral
Foto: Archivo

La pérdida de la moción de censura ha impulsado la formación de un nuevo gobierno. Sobre el nuevo Ejecutivo Sánchez ha montado un magnífico castillo de fuegos artificiales con el que preparar su campaña electoral para las próximas elecciones. Todo parece indicar que para el próximo año, nos enfrentaremos a generales, autonómicas y locales.

El nuevo presidente sabe que cuenta con una bancada, la del PSOE, con el menor número de votos desde el fin de la dictadura y restauración de la democracia. Son muy pocos apoyos propios con los que cuenta en este momento, por tanto deberá sumar el voto de otras formaciones. Un abanico que va desde Podemos a autonomistas, independentistas y, no lo olvidemos, Bildu. En algunos casos Ciudadanos se podría sumar a alguna de las iniciativas, pero creo que el nuevo presidente es consciente de su debilidad para tener recorrido en el tiempo.

En primer lugar vamos con la impresiones que ha supuesto el nombramiento de nuevos cargos. El corte del nuevo Gobierno, insisto, el escaparate con el que preparar las generales no ha supuesto ninguna ruptura con la historia más recordada del PSOE por hacer las cosas bien, no la del insufrible y nefasto Zapatero. En los ámbitos económicos había preocupación por el supuesto viraje desde el centro izquierda a la ultraizquierda y mensajes populistas. No ha sido así, lo ministros que incorpora en el área económica o vinculadas con ella no son nada populistas, antisistemas o estrafalarios. El conjunto del Gobierno ha calmado los círculos económicos y sobre todo desde Bruselas varios de los ministros son bien conocidos por su labor y sintonía con las líneas que salen desde la Unión.

Ganada en principio la batalla por la imagen, nos alejamos por tanto de la propia italiana y los estrafalarios Gobiernos. Hay que preguntarse por los problemas económicos de España. El mercado laboral, pensiones y cuentas públicas, desde mi óptica son los aspectos más importantes a los que nos enfrentamos de ahora en adelante. Es evidente que hay más pero estas tres son básicas.

El mercado laboral es crucial y como vemos muestra una marcada ciclicidad en cuento a etapas de desempleo y empleo. Es necesaria una reforma integral del mismo, no basta solo con esa tímida y escuálida reforma del pasado gabinete.

España, la cuarta economía de la Unión Europea, no puede seguir siendo el mercado laboral de la vergüenza. Se necesitan esquemas para incorporar a nuestros jóvenes al mercado laboral a una edad más temprana, la formación profesional y la posibilidad de contar con la participación de las empresas en este ciclo formativo es vital. Por supuesto hay que revisar el número de contratos y rebajarlos a no más de tres o cuatro, la actual panoplia de posibilidades contractuales permite y ahonda en la precariedad. El trabajador debe contar con un esquema protector para un posible despido, no tanto ligado al contrato laboral, sino a su vida laboral; es decir habría que pensar en la conocida como mochila austriaca. Este esquema de protección frente al desempleo permite al trabajador una mayor movilidad entre puestos de trabajo, además de un colchón financiero que podría utilizarlo para formación o incluso jubilarse antes de la fecha. No podemos olvidar la reforma de los servicios de empleo público, una magnífica obra mastodóntica a la inoperancia e ineficiencia. Estos servicios no pueden seguir siendo un lugar donde apuntar y registrar parados, deben ser una vía para reorientar y actualizar a trabajadores, especialmente los que sobrepasan los 45 años y han perdido su trabajo o están en sectores críticos a esta posibilidad. Por último, no se puede pasar por alto la necesidad que tenemos en que la mujer cobre lo mismo que el hombre y no sufra la discriminación actual. Sánchez debe demostrar que la lucha por la igualdad es algo más que el gesto de que haya más ministras que ministros.

Quizá el mejor antídoto contra el problema de las pensiones sea la reforma del mercado laboral que impulse el empleo de calidad y estabilidad. En todo caso el marcado envejecimiento de la población debe llevar a que el Pacto de Toledo se siente a dialogar, a debatir y a estudiar una reforma completa del sistema de protección de nuestros mayores. Una mejora del mercado laboral significativa permitiría un cierto alivio, sin embargo el proceso de una proporción con cada vez más mayores por trabajador no permite mantener el modelo actual. El Gobierno debe impulsar, algo que Rajoy ha rehuido una y otra vez, un debate abierto que conduzca a un nuevo modelo. Los modelos nórdicos de pensiones, con aportaciones conjuntas e individuales, podrían ser una muy buena fórmula; en todo caso hay más posibilidades.

Otro aspecto es el de las cuenta públicas. El actual presidente ha tenido un discurso de incrementar el gasto público, sin embargo el nombramiento de ministros muy en línea con la Unión Europea parece desmentir sus palabras. España sigue siendo el único país de la Unión Europea que presenta un déficit primario. Aquellos que nos preocupamos por este aspecto seguimos recordando que el BCE está próximo a cesar en la compra de activos. Además, todo parece indicar que en verano del 2019 o finales de ese mismo año los tipos ya nos serán negativos. Imagínense de continuar con el déficit primario negativo lo que representaría un encarecimiento de los costes financieros.

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