Firmas

Jubilación, fiscalidad... y nietos

  • Deberían potenciarse las medidas de apoyo y fomento de la natalidad
Foto: Archivo

Año tras año, al poco de dar la bienvenida al equinoccio de primavera, se nos abre al conjunto de contribuyentes obligados a ello el periodo de presentación de la declaración del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF). En lo que concierne a la correspondiente al ejercicio 2017, estamos seguros de que -una vez más- se pondrá de manifiesto que prácticamente no se realizan aportaciones a planes de pensiones por parte de los contribuyentes que cuentan con rentas más bajas. Visto lo visto en años anteriores, no parece que los habituales mensajes procedentes del Gobierno y de autoridades monetarias -además de todo tipo de noticias catastrofistas en las que se insiste en la necesidad de ahorrar para poder complementar el menguante poder adquisitivo de la futura pensión de jubilación-, incidan en este comportamiento.

Para los más jóvenes los motivos para no hacerlo son varios. Quizás el primordial sea la necesidad de destinar la mayor parte de sus ingresos al pago de la hipoteca o al alquiler de la vivienda (eso querrá decir que han tenido la suerte de poder emanciparse...). Pero es que además, la jubilación se percibe lejana e improbable, algo a lo que contribuyen los mensajes emitidos sobre la futura insolvencia del sistema público de pensiones.

Las personas con rentas de trabajo inferiores a 12.000 euros no tienen, con carácter general, obligación de presentar declaración de la renta, por lo que las aportaciones a un plan de pensiones no generan ninguna ventaja fiscal (sin embargo, tributarán cuando se produzca su rescate).

Para el rango de 18.000 a 24.000 euros, el ahorro puede suponer alrededor del 19% al 24% de las cantidades aportadas.

Sin embargo, para las rentas más altas, en algunas comunidades autónomas la desgravación, puede llegar a ser del 48%. Lo ven, es un sistema que desincentiva a los contribuyentes con rentas más bajas y, sobre todo, a los jóvenes.

Para las personas de más de 65 años de edad hay dos supuestos en los que la normativa del IRPF las excluye de gravamen a efectos de que puedan materializar sus inversiones y -de forma similar a lo que sucede con los planes de pensiones- cumplan la función de complementar sus rentas. Es el caso de la exención de la ganancia patrimonial lograda en la transmisión de su vivienda habitual, de forma que el importe obtenido pueda ser empleado por estas personas como complemento a su pensión, para pagarse la residencia o para la finalidad que más les convenga; el otro supuesto exento de tributación es el de las ganancias conseguidas en la transmisión de otros elementos patrimoniales, siempre que el importe obtenido se destine a la constitución de una renta vitalicia, si bien la cantidad máxima destinada a tal fin es de 240.000 euros.

En la actualidad, los planes de pensiones están vinculados a la obtención de rentas del trabajo o de actividades económicas y tienen como límite la menor de las dos cantidades siguientes: 8.000 euros o el 30% de los rendimientos netos del trabajo y de actividades económicas percibidos en el ejercicio.

Habrá que ser imaginativos para incentivar a las personas con menor nivel de ingresos a que se inicien en la cultura del ahorro con vistas a la jubilación, así como ampliar el abanico de posibles situaciones en las que se estimule fiscalmente a estos contribuyentes a destinar parte de sus ahorros a este fin. En esta línea, podrían dejarse exentas las ganancias obtenidas en la transmisión de bienes o derechos por cualquier persona -y no solo las mayores de 65 años- que destinen el importe obtenido a sistemas de previsión; o permitir aportaciones a planes de pensiones a los contribuyentes que no obtienen rendimientos del trabajo o actividades económicas, pero que disponen de rendimientos por el arrendamiento de inmuebles u otros tipos de ingresos.

Por otra parte, España tiene un grave problema de envejecimiento de la población, lo que dificulta la viabilidad del sistema de pensiones. Es por esta razón que deberían potenciarse las medidas de apoyo y fomento de la natalidad, con el objeto de que los jóvenes dejen de percibirla como una carga y encuentren más ayudas para acceso a la vivienda, guarderías y comedores en colegios con horarios adaptados a unas jornadas laborales razonables, además de otras muchas que a buen seguro serían generadoras de empleo y riqueza al igual que lo es, cada vez más, la tercera edad.

Dicen los abuelos que un nieto te cambia la vida, pero ciertamente se necesitan nietos para ser abuelos. Sin ellos simplemente seremos viejos... y pobres.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky