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El dinamismo del crédito

  • La vuelta a la concesión de los préstamos hipotecarios es lógica
Foto: Archivo

Hasta el momento las entidades han afrontado el vendaval de la explosión de la burbuja de crédito con diversas medidas que han espoleado su volumen de beneficio, no así la rentabilidad, dado el aumento reglamentario de los recursos propios. Por una parte el aumento de sus beneficios por la revalorización de la cartera de renta fija. El Banco Central Europeo y su bajada de tipos de interés están detrás de las plusvalías generadas durante los años cercanos. En efecto la bajada de los tipos de interés impulsó la cotización de bonos y obligaciones, emisiones que en buena medida han terminado siendo adquiridas por el banco central.

Otra línea que ha beneficiado a los ingresos son las comisiones. Los clientes sufren la elevación y creación de ellas. Hasta el estallido de la burbuja inmobiliaria el buen comportamiento del negocio bancario, unas necesidades de capital mucho más suaves que las actuales, así como la fuerte competencia por la cantidad de entidades que operaban en el territorio daba como resultado la gratuidad de buena parte de los servicios bancarios.

Aún así las entidades ven cómo se agotan todas las líneas de flotación. Las plusvalías por la operativa de renta fija están agotadas y a partir de ahora tenderán a caer de forma sustancial e inminente. Las comisiones son contrarrestadas por la operativa virtual y no física en las sucursales, algo que abarata, incluso suprime las comisiones a los clientes de las entidades. Se terminan los créditos fiscales con Hacienda procedentes de la adquisición, principalmente, de cajas de ahorro intervenidas. Todo ello pone en solfa la rentabilidad de la banca y obliga a los gestores de las entidades a que tengan que incrementar su actividad principal, el préstamo.

No es baladí, ni casual, que la banca esté buscando incrementar su negocio tradicional. Importantes entidades comienzan a llamar a clientes seleccionados ofreciendo crédito instantáneo. Préstamos hasta veinte mil euros de media, devolución en cinco años y, eso sí, a unos tipos de interés altísimos, por encima del 15% rozando el 20%. Línea activada por el incremento de negocio que se observa en bancos dedicados a préstamos para consumo de cantidades muy bajas, hasta los 6.000 euros, con las mismas condiciones que antes comentaba. Pero estas líneas tienen limitaciones. La historia reciente del abuso por el sector privado del crédito ha dejado una cierta lección, antes o después la gente volverá a tropezar con la piedra del endeudamiento. Más que la memoria, pesa la tremenda situación que la crisis ha provocado, la caída de los salarios y la fortísima precariedad de nuestro mercado laboral está detrás y es la principal causa de que este tipo de préstamos, caros para el consumo, tengan un recorrido limitado.

Es por eso que la banca, ante la incipiente recuperación del ciclo inmobiliario, comienza a desperezarse en el crédito inmobiliario, asistimos a un cierto florecimiento del mismo. Vemos anuncios sacados de hace diez años: financiaciones hasta el cien por cien del valor del inmueble, fuerte caída de los diferenciales sobre el Euribor, tipos variables sin cláusulas suelo, posibilidades de tipos fijos muy reducidos, eliminación de comisiones por algunos conceptos, vencimientos de 30-40 años. Los rescoldos, aún no apagados del estallido de la burbuja inmobiliaria, llevan a preguntarse si la banca no estará cayendo de nuevo en la trampa de créditos que no pueden ser pagados por sus demandantes, así como la evolución posterior del valor de los inmuebles que avalan el crédito. Los bancos son ahora más cuidadosos y seleccionan convenientemente a sus clientes, no hay una concesión prácticamente indiscriminada.

Si miramos a los inmuebles y a los precios debemos hacerlo más allá de Madrid, Barcelona ó San Sebastián. El tirón de las ventas, dentro de cifras mucho más bajas que antaño, responden a una estabilización del mercado y no una vuelta al síndrome del amor al ladrillo español. Entiendo normalmente el resquemor y la preocupación por parte de los medios de comunicación especializada por el resurgir del crédito. Especialmente remarcable al inmobiliario, otros tipos de crédito tienen un menor recorrido como he comentado anteriormente. Ya se sabe que gato escaldado, del agua fría huye; sin embargo como todo parece indicar la vuelta a la concesión de los préstamos hipotecarios no es alocada, sino incluso lógica dada la nueva situación del mercado inmobiliario, la de estabilización.

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