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El alquiler ha venido para quedarse

Mucho se está hablando en las últimas semanas de la evolución de los alquileres, adquiriendo un notable protagonismo en nuestro sector inmobiliario, e incluso asociándolo al término burbuja. Es muy cierto que se están produciendo crecimientos notables en los precios de los arrendamientos, pero no lo es menos el hecho de que partíamos de mínimos en muchos casos, hasta el punto que, según datos publicados por Idealista, sólo cinco ciudades peninsulares y otras tres insulares, hayan superado los precios precrisis de 2007, y todo ello después de haber transcurrido 10 años.

El mercado del arrendamiento, bajo mi punto de vista, no puede sufrir una burbuja por varias razones, siendo la más clara de ellas el hecho de que los alquileres se pagan con los recursos familiares disponibles y no se financian por banco alguno.

El alquiler ha demostrado ser tras la crisis una herramienta muy flexible para adaptarse a este tipo de situaciones de cambio continuo y, quizás también de incertidumbres, tanto para particulares como para empresas.

La recuperación económica, la creación de empleo y la imposibilidad de los jóvenes para acceder a una vivienda, son algunos de los elementos que caracterizan el actual entorno económico para el sector inmobiliario. Además, en los últimos años, algunos grandes inversores se han lanzado al mercado del alquiler a la búsqueda de rentabilidad adquiriendo vivienda para alquilar.

De cualquier manera, la fuerte subida de los precios del alquiler están poniendo en evidencia un claro desajuste y tensión entre la oferta (escasa) y la demanda (creciente). Este apetito por el arrendamiento, potenciado por diversos actores y circunstancias, está produciendo que cada vez haya menos unidades en la oferta, y el posterior incremento de los precios, al margen de otros factores más conyunturales en mercados muy locales.

Ahora bien, hablar de burbuja en el alquiler creo que resulta exagerado. Las subidas o bajadas de los precios de alquiler se producen con mucha mayor rapidez que aquellos de las compraventas, siendo un indicador mucho más elástico. Además, el que alquila lo hace contando con sus recursos económicos disponibles no contando para ello con financiación bancaria.

Pero no es menos cierto que en el fuerte desajuste entre oferta y demanda, además de las circunstancias que he descrito, las administraciones públicas tengan una importante responsabilidad en ello.

Las políticas restrictivas, entre otras, a la hora de liberar suelo guardan una estrecha relación con el alza de los precios en este entorno y, por tanto, también con el desajuste cuyos precios seguirán probablemente subiendo en los próximos meses, si estas políticas se mantienen.

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