Firmas

Callejón sin salida

Rajoy y Puigdemont en una reunión en La Moncloa. Foto: Archivo

Mariano Rajoy aún no parece ser consciente de que el 1 de octubre terminó con su carrera politica. La actuación de la policía, exigida por Albert Rivera, fue su mayor error. Ahora no hay marcha atrás. El resultado es que el fugado ex-presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha conseguido condicionar toda la política española y catalana.

Como en la película de John Cromwell, nos encontramos en un Callejón sin salida (1947) y como muestra un botón: los Presupuestos del Estado para este año muy probablemente no se aprobarán. El Gobierno los llevará al Consejo de Ministros del próximo día 23, pero esto es como tener una flauta sin agujeros. En estos momentos no tiene votos para sacarlos adelante.

Necesita los cinco votos del PNV y no se los van a dar mientras en Catalunya esté vigente el artículo 155. Y, de momento, nada parece indicar que antes de que se celebre el pleno a la totalidad de los Presupuestos, previsto para la segunda semana de abril, las cosas vayan a cambiar.

Puigdemont tiene la sartén por el mango y el mango también, aunque nadie lo quiera aceptar. Tiene condicionado al PNV, que no puede materializar su pacto presupuestario con Rajoy. Al PP, ni digamos, ya que cada día que pasa se desangra por la herida catalana. Los independentistas de ERC y del PDCat están desesperados, ya que tienen que aceptar sus decisiones como si se tratase del Rey Sol. A Pablo Iglesias y a Ada Colau les trae locos, porque que no saben si van o vienen. Ante esta situación, a Pedro Sánchez todo lo que se le ocurre es volver al "no es no". Solo a los de la CUP parece irles bien, y a Rivera, que sigue subiendo sin hacer nada. Por tanto, mientras que Puigdemont, cuya estrategia cada día se parece más a la de Ruiz-Mateos cuando se escapó a la acción de la justicia por la estafa de Rumasa, no decida que haya un presidente de la Generalitat, no habrá Presupuestos.

Esto significa que Rajoy estará obligado a gobernar a decretazos si quiere subir las pensiones o el salario pactado con los funcionarios. Por cierto, que Policía y Guardia Civil deben estar muy agradecidos a Puigdemont, ya que sin su actuación nunca les hubiesen equiparado el sueldo con el que cobran los mossos d'Esquadra o los ertzainas. ¡Manda bemoles!

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