Firmas

Planes de pensiones: que los árboles no te impidan ver el bosque

El futuro de las pensiones públicas y el escaso ahorro privado a largo plazo son temas recurrentes en los medios de comunicación y en las conversaciones de grupos de amigos. La reciente noticia de que la Seguridad Social había retirado 7.792 millones de la llamada hucha de las pensiones para poder hacer frente a la paga extra de diciembre ha tenido muchísimo eco. Tras esta retirada, el fondo de reserva sólo cuenta con 8.095 millones, frente a los 66.815 de que disponía en 2011.

Para incentivar el ahorro privado a largo plazo, y en concreto el destinado a complementar la pensión pública, se creó la figura del plan de pensiones. Este instrumento continúa siendo el más utilizado para ahorrar de cara a la jubilación, impulsado por su atractivo tratamiento fiscal.

Aparte de los ya existentes supuestos de rescate, como el desempleo de larga duración o la enfermedad grave, el Gobierno ha permitido el rescate del capital una vez pasados 10 años, lo que resulta un apoyo más a este instrumento, teniendo en cuenta que en España existe poco hábito de largo plazo en comparación con otros países europeos. Teniendo en cuenta este factor psicológico, fijar un plazo más corto -diez años- ayudará a que más particulares se decidan a iniciar un ahorro privado para complementar la pensión.

Estos temas candentes no pueden hacer perder de vista cuál es la esencia de la inversión para preparar la jubilación. Hay dos factores importantes que deberían tenerse en cuenta, y que van más allá de la aportación para beneficiarse de la devolución de Hacienda, y de las campañas sobre planes de pensiones que llevan a cabo las entidades financieras a fin de año (cuando se realizan el 50 por ciento de las aportaciones).

El primer factor es no perder de vista el auténtico objetivo: gozar de una jubilación tranquila. Para preparar esta etapa, un ahorrador particular debe calcular a cuánto podrá ascender la pensión pública que recibirá, qué necesidades tendrá, qué estilo de vida querrá llevar y qué capital necesitará haber acumulado. Una vez estimado este capital, debe fijar un plan de ahorro periódico que le permita alcanzarlo, bien con planes de pensiones, bien con cualquier otro instrumento financiero.

El segundo factor es no perder de vista que se trata de una inversión y, como en cualquier inversión, la rentabilidad es importante. Es más importante todavía en un supuesto de ahorro a largo plazo, en el que las rentabilidades conseguidas a lo largo del tiempo ayudan a incrementar el capital final. Además del plazo y el perfil de riesgo, el ahorrador debe tener en cuenta el factor clave en cualquier inversión: una elevada diversificación, sea geográfica, por sectores o, sobre todo, por clases de activos.

La diversificación es el principio básico de organización de cualquier cartera, y los planes de pensiones no deberían ser una excepción. Un plan de pensiones debería invertir, como mínimo, a nivel europeo, sino en todo el mundo. No tiene sentido en un entorno global no beneficiarse de una inversión debidamente diversificada en todos los mercados, y verse limitado por una determinada política de inversión. El equipo gestor del plan debe tener la libertad de elegir mercados y activos con potencial de revalorización.

Es importante que disponga de acceso a los recursos necesarios para analizar estos mercados, como analistas enfocados en determinados sectores, países o regiones, expertos macroeconómicos o especialistas en modelos cuantitativos, medios que suelen estar al alcance de las grandes entidades financieras con proyección global. Aunque es cierto que un plan de pensiones es fácil de traspasar, los movimientos en los mercados no son tan fáciles de detectar y un inversor particular corre el riesgo de ir siempre con el pie cambiado.

El ahorrador particular español está ya acostumbrado a un ámbito de inversión global en lo que a fondos de inversión se refiere. Esta normalidad debe trasladarse también a los planes de pensiones, un instrumento que, precisamente por su horizonte de largo plazo, debe tener un estricto control del riesgo y, dentro de este control, la diversificación es básica, ya que suele reducir de forma sensible el riesgo total de la cartera.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky