Firmas

El cuestionamiento de los principios en la crisis de Cataluña

  • La unidad del Govern o Podemos se quiebra
El presidente catalán, Carles Puigdemont. Foto: Getty

Analizando el capítulo increíble de la historia de España que estamos viviendo, que coincide con los terribles efectos de una dura crisis económica y con la irrupción de movimientos extremos que defienden la voladura del sistema, la falsedad de los principios salta a la vista en no pocos comportamientos. Bastaría para estar en lo cierto con considerar a las masas como las únicas portadoras de una razón basada en valores coherentes y firmes, pero recordando la escena de Shakespeare en que Marco Antonio se dirige a la muchedumbre en el Foro, hasta eso hay que cuestionarlo.

Los independentistas van a acelerar hacia la declaración de la república catalana y la convocatoria de elecciones autonómicas legales se aleja. Parece que, dentro de su mar de divisiones, traiciones y conspiraciones, adoptan la decisión de romper institucionalmente con España declarando la independencia como represalia por la decisión del gobierno de aplicar el artículo 155 aunque se convoquen esas elecciones. Pueden imaginarse las reuniones de madrugada en el Palau de la Generalitat en estas dos últimas noches, en las que se ha optado por una cuestión de principios: como Rajoy va a ser implacable, debe haber una república en Cataluña.

El consejero Santi Vila quiere ahora abandonar el Govern muy ofendido por la drástica decisión que se toma, pero ha estado hasta hoy dando por buena la oleada de ilegalidades que se han cometido en todo este proceso.

Se producen igualmente turbulencias en Podemos, ante el cuestionamiento de una de sus principales figuras del pasado por no tener un proyecto para España. Al fin encontramos principios. Pero todos los análisis que se escuchan sobre esta formación política desde hace dos meses, relacionados con su posición lindando con el independentismo, valoran el desastre que supone en votos para su proyecto en el resto de España y plantean que por ese motivo Pablo Iglesias debe dar un giro de timón. Va hacia el suicidio político, dicen. Nadie habla de valores, nadie se para a pensar en los principios que deben orientar la acción de los actores políticos. Baste pensar en esta novedosa alianza entre izquierda y nacionalismo, ideologías que siempre han sido como el agua y aceite. Aquí se complementan.

Ha dicho el secretario general de CCOO, Unai Sordo que se debe cumplir la Constitución, con esta frase textual: "El artículo 155 podrá gustar más o menos pero es una norma constitucional y el sindicato en Cataluña ya ha dicho que no va a llamar al incumplimiento de normas, básicamente porque podría conllevar algún tipo de problemas de carácter laboral para las personas trabajadoras". Ciertamente, cada cual tiene sus motivos para respetar las normas.

Decanos de comunicación, colegios profesionales, sindicatos de clase y órganos inquisidores levantan su voz airados contra la cuestionable intervención de los medios de comunicación públicos que se puede producir en Cataluña. Pero nunca dijeron nada sobre el uso que el nacionalismo independentista ha hecho de ellos.

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBluesky