
La ruptura de las negociaciones y el portazo del president de la Generalitat, Carles Puigdemont, que rechazó acudir al Senado, inclina la balanza hacia la aplicación de un 155 duro, tal y como defendían algunas voces dentro del Ejecutivo español y el socio parlamentario del Gobierno, Ciudadanos. Puigdemont lanzará la DUI tras la negativa de Rajoy a retirar el 155.
Si finalmente el Govern proclama la declaración unilateral de independencia y llama a la resistencia, -como reclamaban ERC y la CUP- la balanza se inclina hacia la versión más dura del artículo 155 de la Constitución, que será aprobado mañana en la Cámara Alta. Así, se procedería al cese del Govern, la limitación de las competencias del Parlament y el control de los Mossos de Escuadra. A eso podría sumarse la intervención de los medios de comunicación públicos catalanes -TV3- y el inicio de procesos penales contra miembros de la Generalitat. El Gobierno se reserva, además, la facultad de convocar elecciones autonómicas en Cataluña en un plazo aproximado de seis meses, aunque fuentes cercanas al Ejecutivo apuntan que podría ser más tiempo.
La intervención más severa es el resultado del fracaso de las negociaciones entre el Ejecutivo central y la Generalitat, en la que ha mediado desde el PNV hasta el PSC, y supone la victoria del banco independentista del Govern frente a los consellers más moderados, que buscaron hasta el último minuto que Puigdemont convocase elecciones y el Gobierno frenase el 155. El vicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras, declaraba ayer a Associated Press que el Gobierno central "no ha dejado otra opción" al Govern que declarar la independencia y proclamar la república". Un movimiento que desencadenaría la aprobación del 155 mañana en el Senado con los votos a favor de PP, PSOE y Ciudadanos. No se descarta que el único senador socialista del PSC, José Montilla. vote en contra. Desde Ferraz sugieren que sería comprensible dado su posición como expresident de la Generalitat y del débil equilibrio interno que a duras penas mantiene el PSC de Miquel Iceta, donde no gusta nada el 155, aunque tampoco pueden mirar para otro lado ante una declaración unilateral de independencia de Cataluña.
Tensiones internas
Tampoco ha estado libre de presiones el partido del Gobierno, donde no todos eran partidarios de aplicar el 155 en su interpretación más amplia. Pero con Puigdemont rechazando el diálogo en el Senado y a punto de declarar la DUI se diluyen las posibilidades de suavizar la aplicación del 155.
Una versión light defendida por el PSOE, que ha mantenido no obstante en todo momento el respaldo al Ejecutivo frente al desafío independentista. Los socialistas defendía una intervención más limitada y la retirada del 155 si la Generalitat retiraba la DUI y convocaba elecciones autonómicas.